Anabella miraba cada día que pasaba de su matrimonio, Jean Carlo se comportaba como un hombre cariñoso y atento, incluso lo comenzaba a admirar cada día más, salvo que seguía con su obstinación de no admitir sus sentimientos por este, la sexualidad no era algo nuevo para ella, pero la vida sexual con el italiano era bastante agradable e igual excitante. En ocasiones el hombre contestaba llamadas y mensajes, pero casi cortaba de inmediato, al parecer era Brassi por el tono molesto de hombre, en otras ocasiones escucho la voz de otras mujeres, pero con ellas, simplemente les decía: — sí, me case, soy muy feliz — y colgaba el celular, pero cuando era Brassi, su rostro se transformaba y le decía en tono molesto, no me molestes, por favor Constanzza, yo te busco después, siempre era lo mismo. ¿aun seguiría visitando a Constanzza?, en ocasiones esos pensamientos no la dejaban estar tranquilo, llevan dos meses de casados; ¡YA FALTABAN DIEZ Y SE TERMINARIA EL CONTRATO!- exclamaba en su cabe
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