CAPÍTULO 25. Una cosa sin nombre
No podía pensar. Su cerebro estaba embotado, aturdido, como si le hubieran dado una bofetada metal. Sentía un dolor extraño en todo el cuerpo, quizás si Nina le hubiera dado una paliza real no le habría dolido tanto como escucharla decir todo aquello.Él y Connor habían trabajado con muchos niños huérfanos a lo largo de su carrera, y había vivido de primera mano a los pocos padres adoptivos que luchaban, y a los muchísimos otros que se rendían, pero siempre hablaban con los adultos, jamás había tenido una perspectiva tan clara de lo que significaba para un niño ser devuelto por una familia.—Nina… —empezó a decir, pero no podía hilvanar una idea completa, porque aquel nudo en su garganta apenas si le permitía respirar.—Por favor, Jake —suplicó Ella y nunca, nunca en la vida, el abogado tuvo conscienc
Leer más