Me alegré tanto cuando el auto encendió que estaba hasta cantando contento y Julie se reía divertida de mi entusiasmo. Ahora, unos minutos más tarde, parece ser que mi alegría se ha ido al garete. —¡No puede ser en serio!—exclama Julie cuando llegamos a lo que parece ser una tranca en plena autopista. Los autos en lugar de ir y venir, huyendo de la tormenta, están totalmente estancados y haciendo un gran bullicio con las cornetas. —No se ve qué es lo que está interrumpiendo el paso…—susurro, moviéndome en distintos ángulos para obtener un mejor vistazo de los autos que están más lejos. Julie suelta una sarta de groserías y yo la ignoro, bajándome del auto. Camino un par de metros, entre los autos, y me doy cuenta del grandísimo problema que nos aqueja. ¡Es un j0dido árbol lo que nos tiene aquí! Un árbol que se cayó por un rayo. Regreso al auto indignado. — ¿Hay forma de regresar? Sé que suena súper loco, pero me parece la única opción porque se cayó un árbol y no hay forma de
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