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Todos los capítulos de Un saco para mi ex: Capítulo 41 - Capítulo 50
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CAPÍTULO 40: CUENTO CADA SEGUNDO.
DINA CARNELUTTI (UN MES DESPUÉS)—Papá…—gime Daniela entre sueños y, desde la puerta de la habitación, veo cómo Lucas baja rápidamente las escaleritas de la litera y se acerca a ella.Otra vez está hablando dormida.—Dani, estás soñando otra vez. Es un sueño…— susurra y lo veo apartarle el cabello del rostro. Daniela parece despertar y Lucas se sienta en la orilla de la cama.—Yo sé que extrañas a tu papá, pero tranquila, te aseguro que pronto estarán él, mi tía y Pablo con nosotros. —le dice él para tranquilizarla y yo siento que se me encoge el corazón.Lucas ni se imagina lo valiosas que son sus palabras… no hay nada en la tierra que iguale el corazón de un niño.—Quedo poni, Luca. — dice ella y él suspira muy fuerte, lo que me hace esconder una carcajada en la palma de la mano.Daniela es caprichosa y el pobre Lucas es un ángel, de verdad… trata de cumplirle cada exigencia a mi hija.Me preocupa que la malcríe… ¿qué pasará cuando los demás niños no quieran hacer lo que ella dice?
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CAPÍTULO 41: NUEVO BOLETO.
PABLO CARNELUTTI—Cariño…— susurro, besándole el cabello a Jaspe.Está desparramada en la cama, parece un asterisco de lo desordenada que duerme. Anoche la besé, me costó unos buenos golpes y un labio roto que no olvidaré. Sé que Jaspe no será fácil, pero todo vale si al menos por tres segundos siento cómo responde a mis besos. Anoche fue perfecto. La extrañé tanto.Son las 04:00 a.m. y desde las 03:00 a.m. no he podido dormir. Es alguna clase de reloj biológico que se obtiene de estar encerrado como yo por tantos días.Jaspe se mueve un poco más, y siento cómo su mano impacta contra mi ojo, intento alejarme de su mano, pero termino en el suelo y con un ojo adolorido.Suspiro poniéndome en pie y me dirijo al espejo del baño. Me miro el ojo que ya está rojo y siseo. Cuando intento refrescarlo con agua fría, termino despertando la punzada de dolor en la zona palpitante.Salgo de la habitación y me pongo a ver un programa de discovery channel sobre dinosaurios en la sala. La verdad ni si
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CAPÍTULO 42: NUEVA YORK.
—Te juro que te mato, Pablo…—comienza a amenazarme Daniel.—Daniel, yo…—comienzo a decir pero me silencia con una mirada llena de ácido.—¿Por qué nunca te fijas?—grita Daniel en un ataque de ira. Algunas personas nos miran extraño y él comienza a caminar más rápido, alejándose con sus maletas.Miro alrededor y noto que varias personas están siendo testigos de la pérdida de control de Daniel.Merde, ¡qué pena!Jaspe está muda, y no sé si es porque quiere soltarse a carcajadas o matarme. Mira en otras direcciones con el rostro inexpresivo.De seguro que se inclina por la segunda.Siento que me sumerjo en un sentimiento de vergüenza, mi novia viéndome en mis mejores momentos de metidas de pata. El sonrojo me calienta el cuello y quisiera salir corriendo lejos de aquí.Mientras Jaspe mira hacia otro lado, concentrándose en todo menos en mí, Daniel me lanza miradas asesinas.Mi teléfono vibra en el bolsillo y lo saco.Vicky me está llamando.Otra que me va a regañar en lo que sepa.— ¿Hol
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CAPÍTULO 43: ROJA.
DANIEL CARNELUTTINo sé ni cuánto tiempo hemos pasado sentados en la camioneta que Carlos nos envió.Calculo que más de dieciséis horas, pero ¿quién le atina al tiempo cuando siente un terrible desespero por no haber llegado al destino?Pablo y Jaspe están súper contentos, hablando de Lucas y lo que piensan hacer.Los escucho hablar de trabajos, boda, auto, emprender, viajes… invertir y otros temas más saltan del uno al otro mientras a mí se me antoja cada vez más claustrofóbico el interior de la camioneta.¿Estoy de malhumorado yo o es que los demás no entienden que me muero por abrazar a mi esposa e hija?Cuando llegamos a Nueva York, lo primero que me sorprende es el clima.He leído acerca del clima neoyorquino, aún no ha llegado navidad (de hecho falta un mes para navidad) pero ya se siente el declive de la temperatura.Miro por la ventana y sonrío un poco.Las personas están usando abrigos, sobretodos y jerseys de pieles bastante llamativos, pero lo que más me sorprende es la can
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CAPÍTULO 44: POR SUPUESTO QUE NO.
Me quedo en silencio, procesando cómo debo de reaccionar.El idiota está abrazándola, sus manos están a milímetros de su trasero… que es MI trasero.Es decir, no está tocándole el trasero, pero vamos, está abrazándola bastante apretadito.Y ni hablar del hecho que no la deja ir, mientras está diciéndole cosas al oído.Escucho un gruñido y tardo en darme cuenta que salió de mí.Carlos levanta el rostro y me mira a los ojos, para luego dejar ir a Dina lentamente.Ella al notar que Carlos mira algo detrás de ella, se gira.Quiero mantenerme molesto, con cara de pitbull.Pero es imposible al ver a Dina simplemente me quedo pasmado.Madre mía, pero qué esposa más hermosa tengo.Dina está usando un vestido bastante ajustado al cuerpo, con un escote en la espalda en forma de gota. Es color vinotinto y de pronto, dejando de lado mi enojo… me siento muy pasional.VI-NO-TIN-TO.Jamás pensé que un color fuera tan sexi.—¡¿Amor?!— pregunta Dina sonando asombrada y en segundos está entre mis brazo
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CAPÍTULO 45: LUGARES CERCANOS.
— ¡Vendida!, ha sido un placer…— dice el agente de bienes raíces y yo suelto un quejido fuertemente, al tiempo que mis esposa me abraza por la espalda.Nos acercamos a la casa de al lado, olvidando nuestro momento romántico.Ya comienzo a sentir en mis huesos lo que se viene.Las imágenes de Lucas y su vocecita molesta diciéndome “suegro” para aquí y “suegro” para allá. Y ni hablar de mi hermano molestándome a cada rato y Jaspe amenazando mi vida y salud cada vez que intente alejar a Daniela de Lucas.Merde.¿Qué hice mal para merecer esto?—Amor, contrólate. — dice Dina en mi oído y yo trago grueso.—Lo dices porque a ti te encanta tener cerca a esa pequeña sabandija. — refunfuño dándole una mirada rápida a Lucas que sonríe contento con todo lo que está sucediendo.—¿Qué te parece, hijo?—me pregunta papá sonriente. —Se me ocurrió comprarles esta casa a tu hermano y Jaspe, con parte del dinero que tenemos de la empresa.—me explica y yo gimoteo como si me hubiese atropellado un carro.
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CAPÍTULO 46: ÚLTIMO GRITO.
Salgo de la casa con la mente positiva, pensando en lo distinto que es todo aquí.— ¡Daniel!—me llama la voz de mi hermano.Me giro sobre mis talones, consciente de que el idiota ahora vivirá al lado de mi casa.— ¿Qué?—respondo de mal humor.— ¿Y Dina? ¡Queríamos invitarlos a cenar en casa!—exclama, pero mira hacia los lados, buscando a Dina.—Tuvo que regresar al trabajo. — respondo secamente.— ¿Por qué?—pregunta con curiosidad, acercándose más a mí.—Pues, porque la llamó su jefe. —digo.— ¿Pero no era su amigo? ¡Debió darle el día para que pudiera recibirte!—indica Pablo y yo me encojo de hombros, viendo aparecer a Jaspe a mi lado.— ¿Y tú de dónde saliste?—pregunto, desviando la conversación.—Daniel, ¿dónde está Dina?—pregunta ella igual de extrañada que mi hermano.—Tuvo que regresar al trabajo, Jaspe. —le digo, intentando esconder mi mal humor.— ¿Al trabajo?—repite ella y le da una mirada extraña a Pablo.Mi hermano asiente, observándola con seriedad.—Nos da mala espina, Da
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CAPÍTULO 47: ¿QUÉ DEMONIOS LE PASA?
— ¡¿Está bien?!—pregunta una voz que se me hace conocida.La luz me ciega durante un par de minutos y yo siento cómo algo se interpone entre la luz y yo, haciéndome sombra.—Señor, debe decirme cómo se siente… Llamaré a emergencias una vez que me diga…—repite la voz, sonando preocupada.—Estoy bien, sólo siento mucho dolor en la cabeza. —murmuro y escucho que alguien suspira.— ¿Cómo no va a sentir dolor con semejante golpe?—pregunta otra voz.— ¡Abran paso, que traigo el botiquín!—grita una voz que suena más adulta.Me siento un poco desmayado, así que a pesar del dolor que me causan los movimientos, soporto porque no tengo fuerzas para luchar con nada ni nadie.Escucho palabras de aquí a allá mientras recibo la atención de las que parecen ser las manos de un hombre rudo, por la forma brusca en la que manipula y me aplica las cosas.Me dan algo de beber que es dulce y yo gustoso lo ingiero todo.—Creo que con esto vas a reponerte un poco. —dice y abro los ojos suavemente, acostumbrán
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CAPÍTULO 48: ME DESARMA.
Mis dedos duelen por el constante y repetitivo uso de las agujas.He pasado la tarde entera adelantando un trabajo que según Carlos está “atrasado”.No dejo de pensar en que las cosas no eran así cuando llegué.Carlos siempre me hizo sentir cómoda.Yo me empeñaba en cumplir con un horario y con mis trabajos mucho antes de la fecha estipulada y él siempre me decía que estuviera más relajada, que no había apuro.¿Por qué ahora sale con esto?¿Por qué se comporta de esa manera?¿Está errado él o la que no acepta la corrección soy yo?¿Estoy pasando por lo que pasan todos cuando no sucede lo que esperaban?— ¡Jodido hilo!—gruño molesta al intentar cocer de nuevo.Ya casi se hace la hora de salida. No puedo esperar a largarme de aquí.— ¿Dina?—me llama la voz de Carlos desde la puerta.— ¿Sí?—respondo sin mirarlo.—Es hora de retirarnos… Cierra el taller y te espero abajo para llevarte a tu casa. —dice y yo no le respondo.Escucho cómo cierra la puerta y suspiro para luego ponerme de pie.
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CAPÍTULO 49: “09:00 a.m.”
Van diez minutos, calculo mirando el reloj.Dina tiene diez minutos en el baño y sigo tan empalmado como cuando entró.La puerta del baño se abre y yo sonrío abiertamente al ver a mi esposa salir con la bata de baño.— ¿Estás listo?—pregunta ella y la veo subir una pierna dramáticamente, apoyando su pie sobre el colchón.Su movimiento me permite ver un poco del encaje rojo que envuelve mi regalito y yo sonrío, asintiendo efusivamente; pues temo que si hablo, note la ronquera causada por la excitación que siento en este momento.Dina sube a la cama de un salto y el movimiento envía una pequeña punzada a mi herida, pero la ignoro.—Quiero hacerte un… Pequeño regalo, amor. —dice mi esposa y sin quitarse la bata pone sus manos en mis caderas y me ayuda a salir del jogger de algodón.—Tú también tienes que quitarte la ropa. —indico sintiéndome terriblemente impaciente.—Ya te dije que yo mando, Daniel. —dice ella mandona y yo gimoteo.—Amor. —pido casi rogando y ella suspira poniendo los o
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