La mañana había clareado, los pasos seguros de Vanessa se encaminaron al parque. Estaba decidida a destruir a Bianca, quizá hacer algo sin consultarle a la madre de Kennedy no sería tan buena idea como ella llegó a pensar. El señor Carlo no aparecía en el lugar, aunque pasaron un par de minutos e incluso una hora él no se contemplaba en el parque. —¿Dónde se supone que él ha de estar? — se preguntaba Vanessa sin intenciones de desistir. —será que ¿Alessia se habrá equivocado? — se cuestionó sentándose en una de las bancas. Si no era en ese momento, sería al siguiente día o al siguiente, no se rendiría. Hasta ese punto, había olvidado lo que el sentido común significaba, incluso, en los próximos días olvidaría enteramente la existencia de esa frase. Ella debía vengar la desaparición de su hermana, debía encontrarla y acabar con Bianca —Sí, vendré mañana— susurró mientras se colocaba de pie. La cabeza de Vanessa estaba trabajando para conseguir las pruebas que hacían falta. Bi
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