Amanecía en Colombia, los primeros rayos del sol ingresaban por los huecos del tejado de la habitación donde Eliza, dormía. El despertador sonó a las seis de la mañana. Ella quiso levantarse, pero los fuertes brazos de Carlos, no se lo permitieron. —Es hora de despertar —susurró ella. Él dormía tan tranquilo, la aprisionó entre sus brazos, para Ely todo eso era nuevo, era la primera vez que dormía con un hombre, el perfume de él, el calor de su cuerpo, su cercanía causó en ella emociones que no las había sentido antes—. Debe irse, vamos a tener problemas si lo ven salir de aquí — expresó acariciándole el rostro. Carlos se removió en la cama y la estrechó con fuerza —Déjame descansar un rato más —solicitó él, abriendo sus ojos, observando el rostro fresco y natural de la joven que tenía a su lado—. He tenido amaneceres muy buenos, pero ninguno de esos se compara con este, ver tus hermosos ojos y tenerte así a
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