Si alguna vez Luz leyó que cuando un hombre y una mujer estaban destinados sentían que su mundo daba vueltas, el corrientazo, la electricidad, las ganas de jamás separarse y esas cosas, ahora mismo todo eso se quedó corto ante los sentimientos que la envolvieron, junto a ese abrazo.Por su parte, Gerard estaba tan feliz que no dudó en abrazar a Luz, porque ella era la responsable de lo que estaba haciendo, justicia por su hija.Pero se dio cuenta muy pronto que pensarlo y hacerlo, eran dos cosas distintas. Ese aroma lo tranquilizó y desestabilizó a partes iguales, el mismo de aquella chica inocente. Y, aunque no quería soltar a Luz por el resto de su vida, lo hizo con delicadeza.Se apartó de la muchacha, la vio a los ojos y pudo ver una mezcla de miedo y sorpresa a partes iguales.-Disculpe, yo… solo estoy feliz y muy agradecido con usted. Me abrió los ojos, esto es algo que sie
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