Gerard se cree en las nubes, hasta que comienza a sentir un sabor salado en aquel beso que, hasta ahora, era dulce. Se separa un poco de Luz y ve que gruesas lágrimas caen por sus ojos, se angustia al saber que él ha provocado esa reacción, pensando en que no debió seguir ese impulso.-Luz… perdona – pero ella lo calla con un dedo en sus labios, niega con la cabeza, manteniendo los ojos cerrados y sonríe -.-Ese ha sido el mejor beso de toda mi vida, pero no sabes cuánto me han dañado – lo mira directo a los ojos y hace un puchero -, y por eso tengo miedo, que tú también me dañes.-No… no, mi Lucecita. Puedes no creerme, pero no sé cuándo, dónde o cómo, pero te tengo aquí – le coloca la mano sobre su corazón, que late desbocado -. Te juro que eres la segunda mujer en mi vida que me hace sentir así…&
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