Después de aquel intercambio, Meg sentía que su lugar estaba allí, junto a Levy, con lo que el quisiera o pudiera darle, no le importaba. Sabía que lo amaba, y aunque no quería confesarlo, llena por su amor, decidió darle la oportunidad de saberlo. Sabía que se arrepentiría más tarde de aquella decisión, pero en aquel momento no le importó, porque lo único que quería era estar a su lado para siempre. - Levy.- dijo ella con voz despierta. - ¿Qué ocurre?- susurró Levy medio adormilado, cansado de la sesión de sexo de la que ambos acababan de disfrutar. - Deberíamos salir.- dijo ella, sintiéndose cobarde por un instante. - Lo sé, pobre Ben, debe de pensar que hemos discutido de nuevo. - Si, el pobre cree que es su culpa. - Bueno, dame solo cinco minutos más, y me levanto, es que ahora mismo, necesito relajarme un poco, me has dejado agotado. Meg se quedó en silencio, cubrió sus cuerpos con la colcha que había quedad
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