-Tengo que reconocer que eres más duro que una piedra- Dante caminaba lentamente, con las manos en los bolsillos de su pantalón, a pocos metros por delante del lobo.Lukyan había insistido en caminar él solo. Le había dicho, soltándose de sus brazos, que si seguían ayudándolo en todo, no sería capaz de levantarse por él mismo; que agradecía su ayuda, pero que necesitaba hacerlo.Lobo decidido, con un espíritu fuerte, cada vez más se percataba que él cumplía los requisitos. Aún era pronto y no podía dejarse cautivar, después de más de 600 años de firme convicción. El reinado de la Manada de Plata no era, no sería de cualquiera.El omega dio un paso delante de otro, midiendo la fuerza, la distancia, su respiración. Demasiados años habían hecho estragos, necesitaba entrenarse otra vez y recuperar su fortaleza lo antes posible.Seguía a Dante, que mantenía una distancia prudente, aunque sin dejar de vigilarlo. La pared era su mejor soporte, cuando se acabó al lle
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