Capítulo veintidósBesos robados*Stella Di Lauro*Tecleo en la computadora como si la vida se me fuera en ello, mientras mi mente se debate entre los diseños de gráficos que mejor le van a la propuesta y los sucesos de la noche del sábado.Apenas he podido pegar ojo en las últimas treinta horas con el hervidero que tengo en la cabeza. Ayer me mantuve encerrada en el cuarto de juegos con mis hermanos, ignorando la expresión inquisitiva de mi madre. Hoy en cambio, me levanté a las cinco de la mañana y vine directo a la oficina después de una rápida ducha. Cada vez que pienso que estuve a punto de tener sexo en el pasillo de un teatro, la cara se me enciende hasta volverse roja escarlata. De no ser interrumpidos por el ruido, ¿le hubiera dejado continuar?En el fondo conozco la respuesta, pero me niego a admitirla en voz alta. No me habría importado nada ni nadie en absoluto, simplemente porque no era consciente del lugar, la hora o del mundo exterior. Lo único en que podía pensar era e
Leer más