Capítulo dieciocho:Cuando el destino se impone sobre la voluntad*Stella Di Lauro*—¿Qué está sucediendo contigo, cariño? —repite la pregunta una vez más con evidente preocupación al no obtener respuesta—. Te comportas de forma diferente desde hace unas semanas atrás y tengo la ligera impresión de que todo este tema del nuevo proyecto y las peleas con tus hermanos está relacionado. Piensa muy bien la respuesta que me darás, porque sabes a la perfección que a mí no puedes ocultarme nada.Cierro los ojos por unos instantes para dejar escapar un largo suspiro.Tiene toda la razón, con ella no tengo secretos. Tal vez, si le cuento el meollo que tengo encima, consiga aclararme un poco la mente. La cuestión es cómo explicarlo, si ni siquiera yo misma le encuentro pies ni cabeza al problema.—No sabría por
Capítulo diecinueve:La peor de las torturas*Stella Di Lauro*Tengo la ligera impresión de que, por un momento, el mundo desaparece a nuestro alrededor mientras nos quedamos clavados en nuestros sitios, mirándonos con fijeza.¿Qué hace aquí? ¿Me ha seguido?Lo veo caminar hacia nosotras y mi instinto de supervivencia me incita a correr, sin embargo, el brazo que me une a mi madre me lo impide.—Buenas noches —saluda desplegando su característico encanto—. ¡Pero qué agradable sorpresa encontrarme con tan bellas damas! Señora Di Lauro —centra su atención en mi acompañante—, creo que no nos han presentado formalmente. Soy…—Enrico Falconi —completa ella la frase mientras extiende la mano libre para saludarlo. Él por su parte, decide besar el dorso de la misma como un caballero de la épo
Capítulo veinte:Cuando dejas de luchar*Stella Di Lauro*—¿Cómo? —juraría que la pregunta se le escapa sin que pueda detenerla.—Me has oído bien la primera vez —le corto el rollo—. ¿Cómo ha sabido que vendría? ¿Acaso el traidor de mi hermano te lo dijo? Capítulo veintiunoYa eres mía, princesita*Enrico Falconi*La observo con tanta fijeza que me gustaría penetrar ese campo de fuerza a su alrededor y descubrir los misterios que esconde detrás. Porque estoy seguro de que los hay. Por momentos parece ser una y por otros, alguien totalmente diferente. La pregunta es si solo se esconde de mí o del mundo entero en general.En los diarios o redes sociales cuando se refieren a ella solo hablan sobre su cerebro súper dotado, el cual le permitió graduarse en Economía y Gestión de Empresas en apenas tres años. Además de su crecimiento dentro de la empresa de su padre y su éxito profesional. Acerca de su vida personal nadie habla. Los medios la ven como la Princesa de Acero, una digna heredera del Magnate de Acero, pero no ahondan en su personalidad.«Tal vez sea porque no hay mucho que contar», alude una voCAPÍTULO VEINTIUNO: YA ERES MÍA, PRINCESITA
Capítulo veintidósBesos robados*Stella Di Lauro*Tecleo en la computadora como si la vida se me fuera en ello, mientras mi mente se debate entre los diseños de gráficos que mejor le van a la propuesta y los sucesos de la noche del sábado.Apenas he podido pegar ojo en las últimas treinta horas con el hervidero que tengo en la cabeza. Ayer me mantuve encerrada en el cuarto de juegos con mis hermanos, ignorando la expresión inquisitiva de mi madre. Hoy en cambio, me levanté a las cinco de la mañana y vine directo a la oficina después de una rápida ducha. Cada vez que pienso que estuve a punto de tener sexo en el pasillo de un teatro, la cara se me enciende hasta volverse roja escarlata. De no ser interrumpidos por el ruido, ¿le hubiera dejado continuar?En el fondo conozco la respuesta, pero me niego a admitirla en voz alta. No me habría importado nada ni nadie en absoluto, simplemente porque no era consciente del lugar, la hora o del mundo exterior. Lo único en que podía pensar era e
Capítulo veintitrés¿Qué quieres de mí, Enrico?*Stella Di Lauro*Termino mi exposición bajo la atenta mirada de mis colegas. La sala se queda en silencio absoluto y no puedo negar que me siento un poco nerviosa. Siempre se me ha hecho difícil lidiar con las expectativas ante los retos de mi padre, esta vez no es la excepción.De un momento a otro los nervios desaparecen y entonces, soy consciente de la mano de mi socio en la espalda. No puedo explicarlo, pero la calidez de su tacto me otorga cierta tranquilidad. Algo raro, puesto que hasta hace unos días me provocaba todo lo contrario. ¿Es porque he dejado de huir y estoy en proceso de aceptar lo que me hace sentir? ¿O simplemente me he acostumbrado a su cercanía después de los besos y las caricias que hemos compartido?Puede que alguno de los ejecutivos tenga ya su opinión formada respecto a la propu
Capítulo veinticuatroVeinticuatro horas(Bueno qué coincidencia que el capítulo 24 se llame así, ¿no? Señales del destino le dicen)*Stella Di Lauro*Siento cómo se me comprimen los pulmones, agotando el aire en mi sistema. Las piernas me flaquean y es Enrico quien me sostiene para no darme de bruces contra el suelo. Tengo un defecto muy grande y es que no sé reaccionar bien ante las malas noticias.—Ella —el castaño me sacude con vehemencia—. ¡Reacciona!Inhalo y exhalo varias veces para conseguir volver a mis sentidos. Poco a poco, la sensación de ahogo va quedando atrás.—¿Cómo…? —vuelvo a tomar aire—. ¿Cómo está mi abuela?—Solo sé que le dispararon —responde la secretaria—. El señor Di Lauro tuvo que adelantarse
Capítulo veinticincoYa no soy una niña*Stella Di Lauro*Recorro el local contemplando cada uno de los reconocimientos colgados en la pared. Me pregunto si habrá espacio para alguno más. La verdad es que su trayectoria con apenas veintisiete años es impresionante.Cuando ambos conocimos a Cassie, nos enamoramos de ella y jugar a los doctores se convirtió en nuestro pasatiempo favorito. Sin embargo, con el pasar del tiempo la medicina se trasformó en más que un juego para Federico.Escucho el sonido de la puerta al cerrarse, pero de todas formas mantengo la vista fija en la pared. Me gustaría escaquearme de esta incómoda situación, pero entonces no podría quitarme al pedante de mi hermano mayor de encima. Al menos he ganado algo de tiempo respecto al interrogatorio de mi madre. La recuperación de la abuela la tendrá ocupada por unos días.