Capítulo trecePresa de la euforia *Stella Di Lauro* El auto se detiene frente a una especie de oficinas. Los guardaespaldas deben examinar el perímetro primero y al estar acostumbrada a esto por verlo todos los días, espero con paciencia. Por raro que parezca, mi acompañante se ha mantenido en silencio todo el viaje —el cual no tengo idea de cuánto ha durado—. La música ha sido nuestra más fiel compañera, pese a que no opaca la tensión palpable entre los dos. Por fin, un escolta le abre la puerta del coche para dejarlo salir. Yo intento hacerlo por mí misma, pero él me lo impide. Enrico rodea el auto y entonces, abre la puerta para mí antes de ofrecerme su mano como todo un caballero.
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