Giovanni casi se olvidó de como respirar, estaba más concentrado en admirar a Mia. Ella era sexy y de eso no cabía duda, pero verla en aquel vestido negro que se pegaba a cada curva de su cuerpo como una segunda piel, no hacía más que reafirmar esa idea. Debía de controlar los pensamientos que se apoderaban de él, pero era una batalla perdida y lo sabía.Dos malditas semanas en las que la había visto en contadas ocasiones. Ella le había dado lo que había querido al inicio, se había mantenido fuera de su camino. No habían vuelto a pasar un tiempo juntos. No podía decir con precisión si ella estaba molesta con él o no. Cada vez que lo veía, ella le saludaba con la misma alegría de siempre; pero eso era todo. No había conversaciones interminables, ni bromas que tentaban su paciencia.La había ofendido con sus palabras, no era tan idio
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