Katherine, caminaba a paso lento, su enorme vientre no le permitía tener la agilidad de meses atrás. —¿Podrías apresurarte? —preguntó Fernando, pues iban retrasados a su primera charla, con la psicóloga que atendía en el centro comunitario. La doctora Paola Santillana, era una mujer de casi cincuenta años, de mirada dulce, siempre transmitía paz, calma, desasosiego, todas las tardes dos veces por semana, brindaba charlas. A la que asistían Kate y Fernando, hablaba de: Cómo curar las heridas emocionales de la infancia. —Fernando García, si quieres adelantarte... ¡Hazlo! —gruñó Kate, muy enojada, andaba muy irritable por su embarazo—. Eres un desconsiderado —resopló ella. —¡Dame paciencia, señor con esta mujer por favor! —exclamó él mirando hacia el cielo. Katherine resopló al escucharlo, frunció los labios.
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