Abro los ojos lentamente y lo primero que veo es él. Duerme feliz y pienso que, mirándolo así, parece la Inocensia en persona, pero él de Inocente no tiene nada. La oscuridad lo rodea y esto me aterroriza. Parce calculador, frío y dispuesto a todo con tal de alcanzar sus objetivos. Miro mi mano, todavía atrapada en la suya, e intento sacarla lentamente. Bajo de la cama esperando que no se despierte. Cuando llego a la puerta de puntillas, me vuelvo para comprobar si duerme todavía y me escabullo. Necesito hablar con Vladan, por mucho que no me guste la idea de que por mis venas corre su sangre, necesito respuestas. Me acerco al sillón donde está sentado y respiro profundamente. ¡Dios mío!, ¡mi padre es un mafioso! —¡Hola! —Digo sentándome ante él. Levanta la mirada del periódico y me sonríe a duras penas.&nbs
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