—Te amo. Abro los ojos y él está junto a mí. Acaricia mi mano y me mira con tristeza.
—¿Cómo estás? —Pregunta.
—No lo sé, Vicenzo… —Digo con sinceridad. Suspira y mira fijamente mi mano. Dejo que la acaricie porque la verdad es que echaba de menos su tacto.
—Tenemos que hablar de nosotros, Adrienna. Me enderezo sentándome y cubriéndome con la manta. No estoy preparada, pero debemos hacerlo. Hay que resolver la situación de una vez por todas.
—Necesito desesperadamente que respondas con sinceridad a una pregunta. — Dice. Me levanta y me posiciona sobre sus piernas. Una vez más dejo que lo haga. Su cuerpo cálido entra en contacto con el mío. Me posiciono mejor prestando atención a no tocarlo donde lo han herido. Me besa en la frente y con los dedos com
Parece desesperado y yo me quedo de piedra. Cuanto más hablamos, más cosas descubro. No lo conozco, es como si cada día me mostrara una nueva parte de él. El problema es que no sé cuál de ellas es la verdadera.—¡Quiéreme! —Suplica. No puedo. Niego con la cabeza y me levanto. Es demasiado, no puedo seguir con esto. Es esto lo que me hace, me manipula y me hace creer que todo es posible. Tengo que mirar la realidad, no existe un lugar donde podamos refugiarnos y vivir nuestro amor.—Tú me has esclavizado, Adrienna, mi corazón está encadenado al tuyo. Él continúa y sus palabras no paran de aumentar la rabia que guardo en mi interior. Me odio porque lo amo cuando debería odiarlo.—¡Bastaaaa! —Grito a pleno pulmón.—Para ya de decir tonterías. — Re
Entra en el bar. Sé que es él, pero no lo miro. Se acerca al mostrador y yo levanto la mirada. Nos miramos y él se sorprende cuando sonrío. Esperaba su visita, sabía que no se rendiría tan fácilmente. —Buenos días. —Buenos días. —Su voz se siente a duras penas, lo cual no es típico en el. Me siento segura y descarada, así que decido provocarlo. —¿Qué le preparo? —Pregunto comportándome como si no supiera quién es. —Un Scotch, gracias. —Responde más confundido que nunca. —¿No prefiere vodka? —Pregunto arqueando la ceja. Todavía aturdido niega con la cabeza mientras yo río para mis adentros. Esperaba que viniera a buscarme y lo ha hecho. Le paso un vaso lleno y apoyo la botella al lado. —Por si acaso… —Susurro acercándome ligeramente. Me siento a buen recaudo, esta vez él está en mi territorio. Bebe un trago sin apartar la mirada. Observa mi vientre
Me encuentro volando hacia Roma después de haber tomado precedentemente un vuelo de Moscú a Berlín y luego un tren de Berlín a Milán. Pensaba disponer del tempo para conocer a Vladan, pero él también se ha apresurado a sacarme de allí. No soy estúpida, sé que hay una guerra en marcha.Después de lo que sucedió en Florencia, sabía que no el problema no estaba resuelto. Me han procurado documentos falsos y algunos cheques que, según Vladan, debería usar para llevar una vida acomodada. No tengo ninguna intención de usar ese dinero conociendo su proveniencia, y mucho menos crearme una nueva identidad.Quiero ser la que soy y superaré cualquier obstáculo si es necesario. No permitiré que su mundo me devore y no dejaré que decidan sobre mi vida. Tengo casi veinte años y creo ser capaz de construirme una
Es medianoche y no consigo pegar ojo. Pienso constantemente en él, es lo único que hago desde que estoy aquí. Vicenzo duerme conmigo en mis sueños y la situación no parece mejorar. Me levanto, y mientras atravieso la habitación, mi reflejo en el espejo llama la atención. Retrocedo y observo mi figura. No se ve mucho, así que decido encender la luz. Lo que veo no es bueno: una chica de rostro pálido, ojos enrojecidos, ojeras.Pelo largo, despeinado y sin brillo. Un cuerpo minuto que parece desaparecer gradualmente. No me reconozco. ¿Dónde ha acabado mi verdadero yo? En el embarazo anterior todo era diferente, yo era feliz y físicamente me encontraba bien, y en cambio esta vez… Resoplo y me maldigo mientras agarro el pelo para hacerme una coleta.¡Al diablo Vicenzo Barone! Tengo que recomponerme, espero un niño. Dios mío, no puedo con
VICENZOEn Moscú ha saltado por los aires el local Paraíso. En su interior se encontraba el propietario Vicenzo Barone. El incendio parece intencionado, pero se espera la confirmación de las autoridades competentes. El cuerpo del señor Barone no es identificable, pero los hermanos confirman la llamada del local minutos antes de la explosión.Leo una de las muchas páginas web que han dado la noticia y sonrío. Estoy oficialmente muerto, desde hace seis días. ¡Vicenzo Barone ya no existe! He elaborado un plan perfecto para desaparecer. El único modo para salir de este mundo es la muerte y yo he fingido la mía. Ninguno sabe lo de mi plan, ni siquiera mis hermanos.No ha sido fácil despedirme de ellos, pero este el único modo para comenzar una nueva vida. Por ella estoy dispuesto realmente a todo. Preparé el local cargándol
Vicenzo. Vicenzo. Vicenzo. Es el único pensamiento que me acompaña en mis días vacíos. ¡Oh, al diablo! Debería estar contenta, esta es la mejor solución para mí, para nuestro hijo. Estoy intentando convencerme con todas mis fuerzas, pero por lo que parece no lo estoy consiguiendo. Me falta como el aire que respiro y paso las noches insomnes pensando en el tiempo que hemos pasado juntos, en todo lo que ha sucedido. Me gustaba ese carácter especial y duro, lo hacía único y parece que no lo olvido. Hoy estoy más triste que nunca porque he visto a la niña, tendré una hija. En el instante en el que la estaba viendo he tenido un pinchazo en el corazón. Habría querido que estuviera junto a mí, deseaba compartir con él esta emoción, pero ambos hemos escogido caminos diferentes. No le dije lo del embarazo y él renunció a mí. Mañana es mi cumpleaños, pero no me apetece celebrarlo. Estoy intentado salir adelante por todos los medios, pero algo me lo impide. Tal vez sea m
—No, mira, era de uno que pasaba por la calle… No resisto a la tentación de responder con sarcasmo. ¿Pero qué diantres?, ¡claro que es suyo!, ¿de quién si no? —Adrienna. No creo que sea el momento de bromear. —Sentencia severo. Uhm, vaya, ¡cuando se enfada es tan sexy!, ¿qué?, ¿he pensado seriamente algo así?, ¿ahora?, ¡Oh, vamos!, ¿pero qué problemas mentales tengo? —¿Crees que me he vuelto una prostituta en estos cinco meses?, ¡claro que es tuyo! —Respondo. ¿Cómo puede tener dudas después de todo lo que ha pasado? —¿Por qué no me dijiste que estabas embarazada? —Pregunta acercándose. Me acaricia el brazo con los dedos, pero se limita solo a eso. —Yo… No consigo hablar. Repentinamente he perdido el uso de la palabra. Con los dedos me coge la barbilla y la acerca a su rostro. —Te he hecho una pregunta muy simple, Adrienna, no me gusta repetir las cosas. Oh, mira por dónde, Vicenzo Barone está todavía entre nosotros
—¡No mires! —Ordena mientras sus manos me agarran aún con más fuerza. —Vicenzo, por favor… ¡Quiero saber lo que es! —Suplico impacientemente. No resisto más. Me ha cogido del brazo a pesar de estar embarazada y llevado a un lugar que desconozco. Ha dicho que tenía una sorpresa para mí y estoy muriendo de la curiosidad. Me ha pedido, o mejor, exigido que no abriera los ojos hasta que él no lo diga.—Solo un momento, pequeña peste.—Lo siento reír mientras me besa la frente. Han cambiado muchas cosas en poco tiempo. Hemos decido que el día de mi cumpleaños será nuestro aniversario. Para ambos, nuestra historia, la verdadera, comenzó aquel día dentro de la oficina. Fue como renacer. Él es dulce, atento, aunque a veces el verdadero Vicenzo Barone aparece. Es muy gracioso ver cómo intenta