Arriba hace un frío increíble, sin embargo, la vista vale la pena. Alineados en el borde de la cornisa están los fuegos que se encenderán después. ¡Son muchísimos! Mientras esperamos que den las doce, nos dedicamos a escribir nuestros deseos, para cumplir con sus tradiciones.¡Estoy muy agradecida y emocionada de hacer esto por primera vez! Tanto que no sé qué pedirle a la vida, excepto poder seguir viviendo un momento como éste por muchos años más. Cuando termino de plasmar mi deseo, es el turno de Irina, quien escribe afanada en el pequeño trozo de papel. Viktor está sirviendo las tres copas, para tomar su turno después de su hermana, con mi papel en la mano y Viktor, acercándome la copa y el mechero; nos vamos hasta el hueco de la escalera, donde hay menos viento.—Espero de todo corazón, que tus deseos se cumplan, si no,
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