Capítulo treinta y siete: Mentiras expuestasComo siempre, mi madre no tiene pelos en la lengua a la hora de hablar—: ¿Qué pasa con Clinton y contigo?— ¿Qué pasa de qué? —me hago la inocente.— Es evidente que no estáis juntos —prosigue—. ¿Qué pasa? ¿Habéis tenido vuestra primera pelea de novios?— Clinton y yo no somos novios, ahórrate el sarcasmo, mamá —replico molesta—. Y no es nuestra primera pelea, es la definitiva. He cortado con él para siempre. Tenías razón en todo, mamá. Existen demasiados impedimentos entre nosotros.— Cielo, yo…<< Cielo >>, son pocas las veces que me llama de esa forma. Sin embargo, no dejo que continúe. Estoy cabreada con ella y con el resto del mundo en general; porque aunque haya sido yo quien arruinó todo con mi estupidez o mis equivocaciones, lo intenté. En cambio mi madre ni siquiera vio la posibilidad de que funcionase; aunque no dijo nada, se encargó de augurar mi fracaso desde un principio. — Ahórr
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