Namid apenas tenía recuerdos de sus padres, pero si pensaba en ellos, la primera imagen que acudía a su mente siempre, de forma inevitable, era la de su padre llegando a la guarida moribundo y pidiendo que acudieran a buscar su madre, sin saber que ella ya estaba agonizando y tardaría apenas unas horas en morir.Namid apenas tenía cuatro años, Yuma tenía meses y el clan aún no se había recuperado del dolor de la muerte de la melliza.Léndula, que actuaba como una autómata, pareció recuperar la consciencia durante los dos días en que el padre de Namid estuvo agonizando, dispuesta las veinticuatro horas del día a salvarle, hasta que murió, y ella volvió a sumirse en aquel estado de sueño constante.Namid lloraba a menudo y preguntaba por sus padres, pero con el paso del tiempo dejó de hacerlo, aceptó que nunca volverían y aunque sus
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