Ya estoy harto de esta fiesta. Estoy agotado. Al llegar donde está Shayla, le tomo la mano y ella me mira desconcertada. “¿Estás bien?”, ella me pregunta, siguiéndome por detrás.Asiento con la cabeza, tocándome los labios: “Sí, solo estoy ansioso por salir de aquí”. Le sonrío, y ella se muerde el labio y baja la mirada, con un bonito rubor en sus mejillas. Dios, la voy a devorar.“Tristan, ¿a dónde crees que vas?”, pregunta mi madre en una ráfaga, alcanzándonos mientras atravesamos el vestíbulo de la casa.“Eh, nos vamos a casa. Gracias por la fiesta madre, ha sido excepcional y te lo agradecemos”, le digo, posando un beso en su mejilla y ella me mira con el ceño fruncido.“No pueden irse. Es muy tarde, además has estado bebiendo así que no deberías conducir. Pasa la noche aquí. Les he ordenado a las sirvientas a que prepararan tu vieja habitación para los dos”. Frunzo el ceño y miro a Shayla, quien se queda mirando a mi madre, con los ojos sin parpadear.“Mamá, me he tomado un p
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