Con nuestras frentes juntas, jadeando, Cole me mira a los ojos, sus delgados dedos me apartan el cabello de la cara y él se lame los labios. “Que me has hecho, Shayla Hart”.Sonrío, encontrando su mirada de adoración: “Lo que sea que me hiciste tú, Cole Hoult”. Jadeo, y él me besa profundamente, succionando mi labio inferior con suavidad antes de apartarse. Sus besos me vuelven loca. Después de desahogarnos, seguimos conduciendo hasta el corazón de Niza y empezamos el día con un paseo por la Promenade des Anglais. Cole tenía su brazo alrededor de mi hombro, y yo el mío metido en el bolsillo trasero de sus pantalones, mientras me contaba historias sobre la arquitectura de los edificios por los que pasamos y yo escuchaba con fascinación.“El café de aquí es increíble, vamos”, él me dice guiándome a esta adorable cafetería junto a la Riviera donde nos sentamos y tomamos el café más increíble, y yo pido el mejor pastel de crema de coco que he comido en mi vida.Gimo, relamiéndome los la
“Tristan Cole Hoult, ¿estás intentando emborracharme?”. Shayla se ríe mientras nos sirvo otra copa de vino blanco.Sacudo la cabeza, riendo entre dientes: “No, para nada”, declaro, fingiendo inocencia, y ella entrecierra los ojos mirándome con desconfianza. “Además, un par de botellas de vino no van a emborracharnos tanto. No creo que nada supere lo borrachos que estábamos la noche que nos conocimos”.Shayla gime con una sonrisa, sacudiendo la cabeza: “Dios mío, no me lo recuerdes. Estuve con resaca por tres días seguidos. Nunca volveré a beber tanto”, ella dice, dejando su copa y se recuesta, mirando el cielo lleno de estrellas y suspirando. Ni siquiera sabía qué hora era; hemos estado sentados en la cubierta superior del yate simplemente hablando y bebiendo vino y comiendo una tabla de quesos. Me acuesto junto a Shayla y miramos juntos las estrellas. Ella me mira cuando le doy una uva y sonríe. “Cuéntame un secreto sobre ti”.La miro y frunzo el ceño: “¿Un secreto?”, pregunto, y e
“Nos enfermaremos, cariño”, le susurro entre besos, y ella sostiene mi cara entre sus manos y sonríe.“No me importa”, ella susurra, devolviéndome el beso con pasión. Allí estábamos, bajo una lluvia torrencial, completamente empapados, besándonos apasionadamente sin preocuparnos de nada más que del otro. Definitivamente, valía la pena contraer una pulmonía por este momento. El relámpago, seguido de un fuerte trueno, interrumpe nuestro momento. Nos separamos de un salto y tomo su mano, tirando de ella hacia el interior de la cubierta inferior justo cuando el barco se acerca a la marina.“Estás temblando”, le digo, frotándole los brazos, y ella sacude la cabeza sonriéndome.“Tú también”. Ella respira entrecortadamente. La observo de cerca mientras me levanta la camiseta por encima de la cabeza y la deja caer al suelo antes de que sus dedos fríos y temblorosos recorran mi pecho y mi estómago. Aprieto mi frente contra la suya mientras me desabrocha los pantalones y me los baja. Gimo cua
Shayla se muerde el labio y asiente: “Sí, sí puedes, solo concéntrate en mí”, ella susurra, mirándome a los ojos. Me relamo los labios y me acerco para acariciar su mandíbula con el pulgar. “Tienes un beso, haz que valga”, ella declara, mirándome fijamente a los ojos, la calidez que solía tener en sus ojos cuando me miraba, había desaparecido, y ahora me miraba fijamente con una expresión ausente.“No voy a desperdiciar un beso tuyo con alguien como ella”, digo, presionando mis labios en la comisura de su boca. “Vayámonos de aquí”, susurro y dejo caer un beso en su frente. Shayla asiente y nos levantamos. Dejo algo de dinero en la mesa, rodeo el hombro de Shayla con el brazo y salimos de la cafetería. Siento la mirada de Sophie cuando paso a su lado sin siquiera mirarla, concentrando toda mi atención en la única chica que realmente se lo merece.Justo cuando las cosas nos iban tan bien, dimos un gran paso atrás, y las cosas han estado tensas entre nosotros desde que volvimos. Es como
“Mamá, ¿estás segura de que te sientes bien? Puedo quedarme más tiempo si me necesitas”, discuto con mi madre, pero ella sacude la cabeza y me hace un gesto para que me fuera.“No, cariño, ya me siento bien, de verdad. Te has desgastado cuidando de mí y trabajando esta semana. Vete a casa con tu esposo”, ella me dice mientras la tapo con la manta para que se mantenga caliente.“Pero Mamá…”.“Shayla, ya estoy bien. Además, también tengo a Sammy para que me cuide. Vete a casa”. Miro a Sam, quien asiente con la cabeza dándole la razón.“Si algo le pasa o empieza a sentirse peor me llamas. ¿Entendido?”, le digo a mi hermano mayor, y él vuelve a asentir con una pequeña sonrisa.“Lo haré, lo prometo. Mamá tiene razón, te ves agotada Shay, ve a descansar antes de que te enfermes también”, él dice, desordenándome el cabello como si fuera una niña de seis años. Le quito la mano de un manotazo y le doy un puñetazo en el hombro frunciendo el ceño, y él se ríe.“Auch, todavía tienes ese ganc
Recorro su rostro impreso en la lápida con mis dedos. “¿Realmente no soy digna de ser amada? ¿Qué tengo de malo? ¿Por qué a todo el mundo le resulta tan fácil dejarme a un lado y alejarse de mí?”, digo entrecortadamente, sacudiendo la cabeza. “Estoy tan enojada conmigo misma porque sabía que esto pasaría, pero no esperaba que me doliera tanto”. Me rio amargamente y me seco las lágrimas. “Me merezco esto. Me merezco sentirme así porque soy una estúpida. Debí haberme alejado de él aquel día, pero no pude. Debería alejarme ahora, pero no puedo porque mi corazón y mi orgullo no me lo permiten”, gimo abatida, cerrando los ojos. “Oh, Papi, ¿qué voy a hacer?”. Siento un escalofrío recorriendo mi espalda cuando recosté mi cabeza sobre la tierra y sollozo hasta quedarme sin lágrimas. "Te extraño mucho”, admito con la voz quebrada. “Gracias por escucharme, y sé que probablemente estés muy decepcionado de mí y del desastre que me he convertido, pero cerca de ti es el único lugar dónde encuentro a
“No, está bien. Yo conduciré. No tardaré mucho. Te veré en la oficina, ¿de acuerdo?”, le digo y le sonrío. Él me mira a la cara y parpadea. Retiro mi mano de la suya y me dirijo a la puerta principal. La abro y salgo del apartamento. Dejo escapar un suspiro cuando él no me sigue y me apresuro a ir al coche para salir lo antes posible. Ni siquiera espero al elevador; bajo por las escaleras.Treinta minutos después, estoy sentada esperando a Franc en su oficina. “Señorita Hart, el Señor Clement, la verá ahora”. Asiento y sonrío amablemente a la joven recepcionista y me dirijo a su oficina. Franc se levanta y se acerca a mí cuando entro y me da la mano.“Señorita Hart, bienvenida. Por favor, toma asiento”, él saluda, señalando los sillones de cuero situados frente a su escritorio de mármol. “¿En qué puedo ayudarte?”.Suspiro y me relamo los labios: “Antes de contarte la razón por la que estoy aquí, necesito saber si la confidencialidad entre cliente y abogado se aplica también a mí. Sé
“¿Tristan?”.Levanto los ojos de la taza de café que he estado mirando durante los últimos veinte minutos. Miro a Sophie, quien me hace un gesto con la mano frente a mi cara. “¿Hm?”.“Llevo veinte minutos hablando y tú ni siquiera me has estado escuchando”. Ella resopla echándose hacia atrás en su silla y cruzando los brazos sobre el pecho, aparentemente molesta conmigo.Sacudo la cabeza. “Lo siento, cariño, es que tengo muchas cosas en la cabeza”. Suspiro y me acerco. Tomo su mano entre las mías y le acaricio los nudillos suavemente. “Te escucho”.Sophie sonríe y coloca su mano sobre la mía. “Decía que ahora que te vas a divorciar mañana, podemos organizar una cena y reunir a nuestras familias para anunciar que volvimos a estar juntos. ¿Eso no sería lindo?”.Me froto la frente y sonrío. “Soph, es una gran idea, pero hagámoslo dentro de un par de meses, cuando mi divorcio esté terminado y fuera del camino. Necesito algo de tiempo para despejar mi mente, además la prensa está encim