‘Vamos… vamos. Por favor, déjame ganar’.Shayla y yo nos quedamos quietos viendo cómo la bola da vueltas y vueltas antes de caer. Nos inclinamos y miramos el número antes de mirarnos el uno al otro. “¡Sí!”, exclamo, levantando el palo por encima de mi cabeza. Shayla se queda mirando el número durante un largo rato antes de mirarme a mí. Me acerco a ella, le agarro la barbilla y le inclino la cabeza hacia arriba. “Prepara esos labios, cariño, estos labios son míos durante toda la semana”, le digo mirando sus ojos verdes, y ella aleja su cabeza, enojada.“Cole, vamos, no puedes estar hablando en serio”, ella dice, cruzando los brazos sobre el pecho. Me rio y asiento la cabeza, animado.“Oh, pero sí lo estoy. Si las cosas fueran al revés y tú ganaras, me habrías hecho terminar el acuerdo, ¿no es así?”, le pregunto, sonriendo con suficiencia. Ella pone los ojos en blanco y suspira.“Está bien, pero sin lengua”.Frunzo el ceño. “No. No, es demasiado tarde para negociar. Hicimos un trat
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