ELIZA — Lo sentimos mucho señorita Eliza, su padre fue un increíble hombre y un gran jefe. Toda la tarde se había vuelto una llena de condolencias, la lluvia no había parado ese día, logrando que ocultara las lágrimas de la joven. — Mi niña, deberíamos ir a casa. — Abuelito Lucian, ¿Qué condena estaré pagando para haberme quedado sin mis padres? Ayer estábamos muy bien, se despidió de mí y me prometió que volvería. — Lamento que todo esto sea así pero, por algo suceden las cosas, tu papá ahora estará con tu mamá, recuerda que ellos se amaban y sobre todo recuerda que nosotros estaremos contigo. — Así es princesa, Andrés lo que más deseaba después de verte feliz era estar con tu mamá, sobre todo ahora tienes que estar con tu abuelo Gustavo porque está demasiado afectado. — Tienen razón, no es momento para llorar y lamentarse, papá será feliz con mamá, gracias a los dos, ahora que ya salí de la escuela y como aún no decido que carrera estudiar, será mejor que vaya por un tiempo
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