Todos los capítulos de Un Café para el Duque. (Saga familia Duque. Libro 1) : Capítulo 131 - Capítulo 140
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Capítulo 130: Celebración.
La Momposina en horas de la tarde, estaba decorada con lámparas colgadas en los árboles, mesas alrededor de la gran tarima para los músicos con una pantalla gigante al fondo, flores de todos los colores adornaban la hacienda, entonces Isabela y su esposo arribaron a la finca.    María Paz salió emocionada a saludar a sus familiares.   —¡Isa! —exclamó, se unieron en un fuerte abrazo.   —¡No lo puedo creer! ¡Estás hermosa hermanita! —comentó Isabela, colocando su mano en el vientre de María Paz.   —No piensas saludar a tu cuñado favorito —reclamó Nando.   —Serás el único que tengo —dijo María Paz bromeando.   —No te hagas Paz, tú y yo sabemos que tu cuñado favorito soy yo.   —Te recuerdo que mi esposo también tiene un hermano. —Frunció los labios—. Bueno entre tú, y él, pues no tengo más remedio que escogerte. —Carcajeó, luego lo abraz
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Capítulo 131: Celebración. (2 parte)
Lina María regresó a la mesa y se puso a repartir aguardiente a las mujeres, excepto a Paz, entonces la música bailable sonó y todos empezaron a bailar.    Luego de eso, Joaquín consideró que el momento de dar la noticia del embarazo de su esposa llegó, así que fue en busca de su padre, preguntó a varios empleados si lo habían visto por la casa, uno de ellos comentó que lo vieron alejarse con su amiga, por los cafetales.    El joven Duque intentó ocultar su sonrisa, fue entonces que decidió buscar a su padre, quien al escuchar la voz de su hijo apareció con el cabello alborotado y la camisa mal abotonada, mientras que Mariana, agitada se acomodaba el vestido.   —Papá te estaba buscando, voy a hacer un anuncio importante... Por cierto, tienes labial en la camisa.   El señor Duque de inmediato se llevó la mano al cuello. Joaquín carcajeó.    —¿Vos te estás burlando d
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Capítulo 132: Cuentas claras.
Carlos ingresó iracundo a la sala. Frunció los labios y observó con disgusto a las parejas jóvenes que cantaban en el karaoke.   María Paz arrugó el ceño y miró cuando Carlos subió las escaleras sin saludar a nadie, como si esa siguiera siendo su casa.    —¿Qué hace tu hermano aquí? —averiguó María Paz acercándose a Joaquín.    —No lo sé mi reina, tal vez vino buscando a mi papá, en este momento voy a mencionarle las reglas de esta casa.    —Por favor no vayas a pelearte a los golpes con él —solicitó ella con angustia.    —Tranquila. —Sonrió y la besó.    **** Carlos giró la manija de la cerradura de la que era su habitación en la hacienda. Gruñó al ver que no abría.    —¡Maldición! —Bufó y se llevó las manos al cabello.    En eso observó a Joaquín aparecer en el pasillo.&nbs
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Capítulo 133: La horma de tus zapatos.
Semanas después.    Las luces de la gran manzana en todo su apogeo daban la bienvenida a Carlos Mario Duque, quién con su imponente presencia, ingresaba a un exclusivo restaurante de comida francesa.   El mesero lo condujo a través de las elegantes mesas adornadas con finos manteles crema con vino y fina cristalería a la mesa que tenía reservada, el elegante caballero caminaba seductor ante las miradas de varias mujeres que al verlo hablaban entre ellas.   Carlos tomó asiento; enseguida el mesero le entregó la carta de licores.   —Un whisky en las rocas está bien. Cuando mi acompañante llegue, me trae una botella de Cabernet Sauvignon.   El mesero tomó la orden, se retiró, mientras Carlos, impaciente esperaba a Angélica, miraba el reloj a cada instante, si había algo que odiaba era la impuntualidad.   «Esto es un error Carlos» dijo en su mente y en ese p
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Capítulo 134: Un regalo sorpresa.
Manizales-Colombia   Días después de la fiesta, Isabela y Nando, regresaron a New York, por sus ocupaciones laborales.   Alba y Santiago hicieron lo mismo, el pequeño Alex, no podía seguir faltando a la escuela, además ellos también debían arreglar todo para su boda.   Entre tanto Miguel Ángel y Mariana acompañados de los esposos Vidal decidieron recorrer el eje cafetero colombiano.   Mientras María Paz descansaba, Joaquín aprovechó para ponerse al día con las labores de la hacienda, salió a recorrer los cafetales y se encontró con Jairo.    —Desde hace días, deseo conversar con vos —mencionó el joven Rincón, rascándose la nunca como preocupado.   —Vos dirás Jairo.   —Vos sabés que soy ingeniero agrónomo, y pues… deseo proponerte un negocio.   —¿De qué se trata?   —¿Vos has pensado alguna vez
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Capítulo 135: Amenazas.
Joaquín sacudió su cabeza, preocupado ante la situación. Ordenó que todos volvieran a sus actividades, subió de nuevo a la habitación donde su esposa aún dormía, la contemplaba, y presionaba sus puños, no le parecía justo que la maldad se ensañara en contra de ella y menos de unos seres inocentes.   —Te juro por mi vida, que a vos y a mis niñas, nadie les va a hacer daño —sentenció, y bajó de nuevo, tomó las llaves del jeep, encargó a Carmenza, que estuviera pendiente de María Paz, subió al auto, lo encendió y condujo por la carretera de lastre que conducía a la casa de Luz Aida, la madre de Carlos.    Estacionó el vehículo caminó como alma que lleva el diablo, furioso, contrariado, en ese momento no podía pensar con claridad.   —¿Dónde está la bruja? —preguntó a una de las empleadas, quien no entendía.   —No sé a quién se refiere joven —pronunció pausada la chica.   —Luz Ai
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Capítulo 136: La boda.
Un mes después.    El tiempo pasó y el día más esperado por todos llegó.   La Momposina se vistió de gala, los imponentes árboles de arrayán que embellecían la hacienda estaban adornados con floreros que contenían las más hermosas orquídeas de todos los colores que se daban en la región, faroles, guirnaldas y bombillos engalanaban el lugar.    El elegante camino al altar estaba cubierto con una delicada alfombra blanca, delimitado con pétalos de rosas blanca con lila.    El altar decorado con un hermoso arco de orquídeas esperaba el momento adecuado para ser cómplice del magno evento.    Destacaban los centros de mesa fabricados en pallets de madera barnizados, y decorados con las más exquisitas flores, daban el toque rústico a la ceremonia.   Los músicos ya se encontraban listos en la tarima principal, esperando el momento indicado para l
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Capítulo 137: Tú me enseñaste a amar.
La fiesta continuaba, y el momento de lanzar el ramo de la novia, había llegado, el locutor por pedido de María Paz, hizo un llamado a todas las damas solteras. —¿Usted no piensa ponerse en aquel grupo? —preguntó Carlos a Daniela. Ella le dio un sorbo a su copa de champagne, sonrió y lo miró a los ojos. —Doctor Duque, dijeron damas solteras, yo no lo soy— aseguró, indicando el anillo de matrimonio en su mano. —¿Es usted casada? —inquirió él sorprendido.  —Sí mi estimado doctor, yo soy esposa de Luis Enrique Córdova. —¿Del industrial? — preguntó con incredulidad Carlos, ya que era un hombre de avanzada edad. —Sí, ¿por qué le sorprende doctor? Leer más
Capítulo 138: Tú me enseñaste a amar. (2 Parte)
 Al día siguiente Joaquín le sirvió el desayuno a la cama, después se bañaron juntos y salieron a recorrer la ciudad, al caer la tarde se dirigieron a un restaurante de comida típica cuencana.  María Paz, tenía antojo de costillas de cerdo en salsa BBQ, entonces llegaron a un restaurante. Una vez en el lugar Joaquín admiró la decoración rústica del lugar con mesas de madera, decoradas con velas y flores se sentaron en una terraza por donde podían apreciar la ciudad y la hermosa luna llena que engalanaba la noche, mientras esperaban por la comida, dos jóvenes músicos bohemios se acercaron a la pareja entonando «Nuestro Juramento by Julio Jaramillo» con violín y un requinto. La feliz pareja disfrutaba la serenata, tomados de la mano. —Me encanta el sonido del violín &mda
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Capítulo 139: Un juramento de niños.
New York- Usa. En las imponentes oficinas del Consorcio, Carlos Duque repasaba con la mirada una y otra vez, el informe entregado por su hombre de confianza, amigo y asesor Mondragón, quién en días anteriores había realizado una investigación exhaustiva a Daniela Robledo. —Mondragón, ¿Vos, estás seguro de que fue compañera de mi cuñada en época del colegio? —Sí Carlos, la señora Robledo fue compañera y amiga de María Paz, unos años, después el padre de la doctora la envió a Pennsylvania. Carlos negó con la cabeza. —Eso no es posible —refutó—. Paz debe tener entre veintitrés o veinticuatro años, y te recuerdo que para ser candidato al senado se debe tener treinta como  
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