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Todos los capítulos de Entre Sombras y Tormentas: Capítulo 101 - Capítulo 110
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97. Resignificando el dolor. (Parte 3)
—Dame un minuto, voy a avisarle a Danny que me voy con vos a conocer el centro mientras ellos disfrutan del baile. —Indicó, se puso de pie y fue hasta donde estaba Daniela, para avisarle que se iba con Alondra, a conocer el CAM, entonces regresó a la mesa—. Podemos irnos.    Caminaron por el jardín hasta llegar a la gran casona que albergaba el CAM pasaron por la galería del corredor, en donde se quedaron observando las imágenes. Alondra vio las pequeñas manitas de Pau sujetas acompañadas de una cicatriz. Luego miró la imagen del dorso de Aitana golpeado y con esa gran quemadura. También distinguió la fotografía de las marcas de sus piernas que estaban a lado de las de ellas.   — ¿Te puedo preguntar algo? —Alondra miró a Carlos.   —Sí— respondió Carlos, aclarándose la garganta conmovido al ver aquellas imágenes.    — ¿Hubo algún motivo que hiciera a Aitana invitarlos aquí?  Leer más
98. Momentos de Calidez
 "Las Palabras nunca alcanzan, cuando lo que hay que decir desborda el alma".                                                                                                       Julio Cortázar   *** A la mañana siguiente.   Álvaro y Alondra se encontraban desayunando en compañía de Carlos y Danny, cuando recibió un mensaje, entonces, frunció el ceño.   — ¿Sucede algo? —Alondra cuestionó.   —No lo sé, mi abuela me mandó una ubicación, para encontrarlos en otro lugar. No entiendo porque no llegaron al hotel con nosotros.   —Es extraño —Alond
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99. Reclamación
Oaxaca, Oaxaca.   Una semana después.   Alondra se encontraba en su oficina, con un contenedor sobre su escritorio, recogiendo sus cosas. Giró para sacar lo que tenía en un pequeño librero. En ese momento Emilio se acercó a la oficina de ella, entonces pudo observarla guardando sus pertenencias.   Colocó su mano sobre el marco, pegando su frente, lamentando el incidente que provocó hacía unos días. Cerró sus ojos tratando de tomarse unos minutos para poder enfrentarla, pensando en qué decirle y por donde comenzar a hablar. Como explicarle el arrebato que tuvo, La forma en que había visto a su novio esperándola y con premeditación,  se acercó a ella para estampar sus labios sobre ella, porque se sintió tan celoso, que quiso enterarlo que él también estaba enamorado de la misma chica. Alondra giró sobre su eje, al percibir el aroma de él dentro de su oficina. Para ella fue evi
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100. Cuentas Claras
Horas más tarde.             Álvaro regreso a la habitación del hotel, sonrió al encontrarse con Paula María luciendo un hermoso vestido de princesa,  Alondra pintando sus uñas y a la abuela colocándole una corona.   —Salgo un momento y ustedes hacen fiesta. —Sonrió al verlas tan emocionadas.   — ¿Te gusta el vestido que me compró, mi abu? —Pau cuestionó alegre.   —Sí, te ves como la princesa más hermosa, que he visto en mi vida —respondió, cautivado por su pequeña.   —Aclaremos una cosa. —Doña Ofe lo señaló—. Pau y yo estábamos juntas, tú estabas aquí, cuando nos fuimos a desayunar  luego se nos ocurrió visitar a Alondra a su trabajo y de ahí nos fuimos de compras las tres —informó.   —Ya veo. —Álvaro miró alrededor, observando las bolsas que había. — ¿A qué se debe, el motivo de&n
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101. Un lugar en su vida
Ensenada, Baja California.   Anastasia la hermana de Amanda, salió del tribunal  de lo familiar, leía la oposición interpuesta por Daniel, observaba el informe que había emitido la psicóloga de su sobrina, además del informe de la trabajadora social. Todo se ponía en contra de ellas.   —Eres una estúpida, Amanda, ¿de qué manera podrías acercarte a tu hija si todo está en tu contra? Tú misma cavaste tu tumba y la nuestra, al haberte echado de enemigo a un hombre tan poderoso como tu ex marido. —Bramó.   Caminaba molesta hacia su auto, cuando chocó golpeándose con uno de sus hombros con el abogado. Lo miró rabiosa.   Daniel la observó sin poder evitar sentir un escalofrío al tenerla tan cerca. Ya que era una mujer hermosa, con clase y refinada, pero estaba seguro que al igual que Amanda, tenía el corazón podrido. Bastaba con mirar su angelical rostro, con esos profundos ojos Azule
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102. Zona segura
Álvaro abrió los ojos de par en par sorprendido, al igual que los demás ante la llamada de esa mujer.   Amanda: Pau, hija, respóndeme por favor—la voz angustiada de la mujer al otro lado de la línea era escuchada por los presentes.   Álvaro y Alondra se miraron por unos segundos, hasta que la joven salió corriendo tras Paula María, mientras él, respondía a la llamada.   Álvaro: ¿Qué demonios quieres? —tomó el teléfono quitando el altavoz, encaminándose hacia la terraza.   Amanda: Deseo hablar con Paula María.   Álvaro cerró sus ojos y colocó una de sus manos en el puente de la nariz.   Amanda: Yo no sabía que ella iba a responder, deseaba hablar contigo. — Sollozó.   Álvaro: Pues no debiste hacerlo.   Amanda: Es mi hi
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103. Un nuevo miembro
Oaxaca, Oaxaca.   Arnulfo se encontraba en el hotel cenando en un restaurante en el centro de la ciudad, con Farah, Ernesto, y su madre.   —Oye mijo aprovechando que Paula María no se encuentra, me llevarías en un par de días a hacer una última comprita. —Lo miró sonriendo traviesa.   — ¿Y ahora que estás planeando madre?   —Nada, mijo, ¿qué podría tramar una mujer a mi edad? —volvió a sonreír.   —Esta bella dama, sería incapaz de hacer alguna diablura, porque si así fuera, me lo hubiera pedido a mí. —Ernesto tomó una mano de doña Ofe y la besó.   —Hay mijo me han tocado conocer puros príncipes en esto últimos días. Lástima que esta carrocería ya esté pasada de moda.   —Por supuesto que no, doña Ofe, usted es la mujer más hermosa y distinguida del universo.   —Mijo, ¿estás disponible? —le guiñó un ojo
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104. Eres tú
Sus ojos se llenaron de gruesas lágrimas, bastó con parpadear para poder liberarlas. Paula elevó su mirada para poder observarla y esperar su respuesta.   — ¿Estás segura? —Alondra la miró con todo un mar de emociones, corriendo por su sistema nervioso.   —Sí —respondió con una hermosa sonrisa. —Tomó el rostro de la joven entre sus manos. — ¿Quieres serlo? —volvió a cuestionarla, sintiendo su corazón martillar con fuerza.   —Sí, por supuesto que lo deseo. —Alondra estrechó con la calidez de sus brazos pegándola a su pecho, mientras lagrimeaba.   Álvaro se acercó a ellas, muy conmovido.   —Sí quiso, papi. —Pau sonrió.   —Me alegra que sea como tú deseabas. —Álvaro miró a Alondra manteniendo en sus piernas a Pau, sin dejar de abrazarla, se sentía tan emocionada, que sus ojos se cristalizaron.   *** Momentos más tarde.  
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105. Rechazo y Temor
—Pau por favor, mírame —Anastasia solicitó.   — ¡Papá! —Paula María exclamó aterrada—, por favor que no se me acerque, te lo ruego —imploró sollozando.   —Pau, por favor. —Anastasia intentó tocar su rubia cabellera.   Entonces doña Ofe se interpuso en medio, mientras Álvaro trataba de calmar a su pequeña.   —Aléjate de mi nieta, ¿Acaso no entiendes que le haces daño?   —Ella debe comprender que no soy Amanda, sino Anastasia.   — ¿Acaso hay alguna diferencia entre ambas?, si las dos, están cortadas con las mismas tijeras. —La abuela bufó.   —Doña Ofelia me ofende, ¿De dónde saca eso? ¿Acaso se volvió loca por la vejez?   — ¿Cómo te atreves a faltarle al respeto a mi abuela? —Daniel elevó la voz, la miró fulminándola con la mirada.    —Déjala, mijo. —Doña Ofe abrió su bolso, sacando una ho
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106. Encuentros
—Bueno dejen continuó— Doña Ofe hizo volver a la realidad a su hijo—. Me desvié poquito. Mi Arnulfo guardó el sobre que llevaba con papeles, luego Daniel se fue a hacer una llamada y mi hijo, se puso de pie para salir a hablar con esa mujer, que te digo que es muy guapa Farah, que tienes que estar bien viva; pues bien, yo... curiosee un poquito, para ver de qué se trataba, así que vi que decía Anastasia Fox, entonces lo tomé y me dirigí al sanitario. Ahí lo abrí con cuidado, y lo leí. La información era tan buena, que debido a que jugó chueco para que llevaran a Paula a los juzgados, es que decidí guardarla por si se requerían. ¿Y qué creen?, se necesitó. —Soltó una gran carcajada al recordar la manera en la que la enfrentó.   — ¿Qué hiciste doña Ofe? —Álvaro indagó con emoción. Mientras Arnulfo la miró sorprendido.   —Pues luego que nos hicimos de palabreríos, figúrate mijo, que se atrevió a decirme que la vejez me había vuelto loca. —Sonri
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