—¿Qué haces desgraciado? — Manifestó acariciando su mejilla, cuando observo el suelo —, No lo toques, es mío — Susurro acercándose, pero había sido bastante tarde.— Lo siento, pero esto es mío ahora — Dijo con una sonrisa de oreja a oreja —, Te los tenías bien guardado ¿no? — Mencionó, pero Corina se lanzó encima de él para quitarle el sobre.Estuvo en su espalda un buen tiempo, mientras daban giros en medio de golpes hasta que se cansó lanzándola con fuerza al suelo; Corina cayó dándose con el filo de la silla cayéndole encima del abdomen mientras gritaba de dolor. Cogió el sobre, su chaqueta, llaves y salió de aquel sitio al ver como sangraba, Corina vio la misma escena sint
Leer más