Siendo domingo decidí quedar con mis amigas, aunque nos veíamos a diario en el colegio, aún así necesitábamos un día para nosotras y hace tiempo que no nos juntabamos de esta forma. Decidí invitarlas a mi casa a pasar el día, como normalmente habíamos hecho tantas veces anteriormente. A las doce del mediodía, llegaron temprano, lo sé, al menos para mí eso era temprano, porque es domingo. Tuve que agarrar una fuerza celestial que no sé de donde vino, para poder levantarme temprano y limpiar el departamento. Las chicas me recibieron con felicidad y unas ganas de vivir, que no sé de dónde sacaban. Luego de saludarnos con la misma emoción, entraro
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