Cinco de la tarde. —¡¿Qué me pongo?! ¡¿Qué me pongo?! ¡¿Qué me pongo?!—Estaba desesperada.—No sé si usar este vestido azul o el negro ¿Y si elijo el rojo?¿Cuál es el más adecuado?¿Zapatos altos o bajos?¿Falda ajustada o pantalón? ¡Joder! ¿Por qué es tan difícil elegir algo para ir a esa cena? ¡¿Por qué?!Llevaba más de dos horas probándome conjuntos de ropas sin llegar a una decisión en concreto.—¡Natasha, apacíguate!—Me ordené—Inhala...exhala...Sólo es una comida, no va a pasar nada".Después de muchos ejercicios de relación para no morir de un derrame cerebral. Luego de pensar mil veces en las posibles piezas de ropa que podría ponerme y de desorganizar mi armario, tomé una decisión. Usaría un vestido que tenía sin estrenar: blanco, de buena tela, con detalles en negro, sin mangas, ajustado adecuadamente a mi cuerpo. Era la combinación perfecta de elegancia, clase, porte, moda y belleza. Mi vestido no tenía
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