Me despierto en una habitación que no conozco, hasta que caigo en la cuenta de que no estoy en mi casa, estoy en la de los Meyer, y todo lo que pasó ayer no fue un sueño, pasó de verdad. Mis padres se han ido de viaje, y me han dejado sola con unos desconocidos, bueno, ya no tan desconocidos.Me levanto de la cama y me miro al espejo, tengo unas notables ojeras, la verdad es que no he dormido muy bien, a parte mi pelo está alborotado, intento arreglarlo un poco con mis manos.Luego me dirijo hacia la cocina, para mi buena suerte se encuentra Marcos preparando algo para desayunar.—Buenos días —se gira hacia mí, y me dedica una cariñosa sonrisa.— ¿Qu&eacu
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