47. Tuya
La acercó y con delicadeza le desabrochó el sujetador de un movimiento sencillo con una mano, con la otra lo jaló rápido para no dejar que no intentara detenerlo, cuando este cayó, la joven deseo cubrirse, pero él no se lo permitió, la acercó a su pecho para sentirse piel con piel. Pasó sus largos y gruesos dedos por su espalda acariciándola, aspiró el aroma de su cuello, sin poder resistirlo. Se separó de ella, colocó sus manos sobre sus senos y los acarició con suavidad. La chica no pudo evitar gemir disfrutando de sus caricias, presionando sus labios, respiró un poco agitada, pero confiaba en él, dejándose llevar. Fer la pegó a él y recorrió su delicado cuello con su lengua, mientras ella sentía su creciente excitación. La guio hacia la cama, besándola, ayudándola a recostarse, para quitarle los jeans y las braguitas. Clarissa cerró los ojos, se sujetó con fuerza del edredón. Sus dedos se pusieron pálidos, entonces comenzó a respirar
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