Las manos de Laura reposaban sobre su regazo con los dedos entrelazados y su cabeza estaba inclinada. Seguía en el hospital, sentada sobre la cama, vistiendo una bata insípida mientras que Alicia, sentada en una silla frente a ella, esperaba una respuesta, quería saber cuál fue la razón que la impulsó a atentar contra su vida, pero Laura enmudeció, apretaba sus labios para reprimir su voz. Si pensar en la herida era doloroso no podía ni imaginar cómo sería confesarlo. Ya había pasado por mucho dolor, y todo lo que quería era superarlo, cambiar la página del libro y escribir un mejor capítulo, pero para hacerlo debía concluir con este capítulo. -Me violaron. –Dijo al fin, dos palabras que juntas le aterraban. No levantó la mirada en ningún momento sin embargo, una lágrima escapó de sus ojos. -¿Cuándo pasó? –Preguntó Alicia luego de un silencio. -La noche en que mi mamá falleció. –Espetó Laura con su voz quebrándose. Limpió las lágrimas que antes habían caído y también las que empeza
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