Su piel, su aroma son demasiado llamativos, me atraen, me llaman, generan en mí una necesidad de tenerla cerca, no sé si eso sea enamorarse, sinceramente, solo sé que quiero estar cerca de ella. Cuando terminamos de beber, ella limpia su boca con desagrado, se siente sucia, no le gusta tener que hacer esto, pero no pienso arriesgarme a que muera. Limpio mi boca con mis dedos mientras ella abraza su muñeca adolorida. —Recuerda que tienes que echar llave a tu habitación en cuanto salga— la veo fijamente a los ojos y ella imprime seriedad en su mirada. —Sí, lo entiendo… Salgo por la puerta, lleno de su esencia, cuando bebo de su sangre una sensación de confort me invade, pero curiosamente regreso a ser yo, la necesidad de estar con ella disminuye, como si el simple hecho de beber de ella fuera suficiente, fuera lo único que necesito, no, no puede ser, no lo creo, la necesito a ella, a ella completa, necesito su presencia, no solo su sangre o por lo men
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