En cuanto Celeste puso un pie en el Castillo de las Siete Torres, Peter la llevo al Salón de Cristal, junto a los Séptimos y su prisionero. El estómago le gruñía y no había logrado dormir bien, vestía la chaqueta que le había dado Clara, pero la había tenido por tanto tiempo que ya no le parecía tan elegante.El Salón de Cristal estaba en total silencio cuando entro. Dayana estaba sentada en su lugar, y salvo la falta de algunos Concejeros, los Iluminados estaban completos. Eso no le gusto a Celeste.Nehemías entro después, escoltados por dos Cervus y esposado. Caminaba con tanta dificultad que Celeste veía innecesarias las esposas, pero no dijo nada. El silencio fue absoluto hasta que Peter tomo la palabra. Sus ojos eran inexpresivos y su piel oscura se matiza con su armadura Cervus. Él no era llamativo, no tenía una pisca de oro en su vestimenta, pero
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