La noche había matizado las paredes con sombras suaves y difusas, la luz venía de todos lados, pero no se veía exactamente de dónde. Las venas plateadas de la piedra en las paredes brillaran con luz suave y cálida. Pese a lo que Celeste pensaba, la recepción seguía llena de gente, aunque los pasillos estuvieron casi vacíos. Todos estaban vestidos de una forma bastante extravagante, los colores golpeaban entre sí, como si un arcoíris hubiera vomitado sobre cada uno de ellos.Un sátiro tenía un chaleco de plumas celeste con brillantina dorada, y al caminar largaba la escarcha, dejando un rastro dorado y brillante. Celeste no podía sentirse más fuera de lugar.Las fiestas en Sapiencia atraían las masas.Fueron hacia Lucas, David y Diego, todos lucían tan sórdidos como ella. El más colorido era el vampiro con su camiseta naranja bajo la chaqu
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