Debía estar loco cómo para destrozarme el vestido en un lugar desconocido, rodeada de personas desconocidas y, sí que lo estaba ¿Cómo se suponía que volvería a casa? O ¿saldría de la habitación sin sentir que el alma se me escapa de las manos?Mi idea era pasar desapercibida, pero esto… Estaba asombrada.Sin palabras, observando como mis pezones se endurecían poco a poco, apuntando amenazantes hacia Müller, quien no le importaba en lo absoluto mi vestimenta desgarrada o mi creciente enojo.Bueno, aún no sabía si estaba de verdad enfadada, porque, pese a, que mi cerebro gritaba cualquier tipo de grosería, mi cuerpo, en cambio, ansiaba ser tomado ahora mismo por ambos hombres, en especial por él ¿a quién debía obedecerle? ¿A mi cerebro o a mis hormonas?—Eres un desgraciado —pronuncié, avanzando
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