Capítulo cuarenta y cincoJuego de preguntas28 de mayo de 2018Las lágrimas salen sin cesar. Ni siquiera intento detenerlas. Cada vez que el látigo penetra contra la piel, siento mi alma desgarrarse. Es peor que si me lo hicieran a mí. Ver a mi hermano pequeño ser torturado, es la escena más dolorosa que he presenciado jamás. Su cuerpo ensangrentado, la piel desgarrada, sus labios sellados intentando ocultar el dolor… Sin embargo, sus ojos no pueden mentirme: está sufriendo.Cierro los ojos al escuchar un gemido suyo. Enzo comienza a quebrarse.— Realmente me sorprendes, querida Rina —alude Fabrizio—. Primero te rehúsas a cumplir mis peticiones, teniendo en cuenta mis amenazas. Y ahora permaneces callada, mientras observas a quien llamas tu hermano pequeño ser fuertemente torturado. Estoy comenzando a cuestionarme si de verdad te importa la familia.— ¿Qué sabrá alguien como tú de familia? —Hablo por primera vez en más de vei
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