Capítulo cuarenta y uno
El fin se acerca25 de mayo de 2018
Los hermanos Varone caminan junto a Enzo y a mí. Todos admiramos el lugar con la boca abierta.
— ¡Estoy flipando! —Enzo habla por todos—. Debe haber sido una especie de refugio en el pasado. ¿Cierto, tío?— Así es —confirma Alessandro—. Un búnker subterráneo, construido durante la Segunda Guerra Mundial como refugio. Ahora será el nuestro.— ¡Es una pasada! —Bruno secunda a su primo.— Prestad atención —mi tío se detiene para imponer seriedad—, cada uno de vosotros tendréis una tarea. Matteo, serás el encargado de la seguridad. Solo nosotros seis, papá y Luciano conocemos la ubicación de este lugar. Nadie más debe saberlo. Quiero este lugar protegido a kilómetros de distancia, ¿entendido? —Mi primo asiente. La tecnología es su especialidad. La misión le viene como anillo al dedo. >> Alonzo, las armas serán cosa tuya. El búnCapítulo cuarenta y dosLa calma antes de la tormentaLa brisa del mar despeina mi cabello y lo convierte en una armoniosa danza. Cierro mis ojos absorbiendo la mezcla de aromas. Es como si el aire del puerto purificara mis pulmones.En este preciso lugar, a unos cuantos metros mar adentro, asesiné a Loretta. Pensé que esa noche terminaría todo, y no pude estar más equivocada. Solo fue la primera batalla, el inicio de la guerra. Tal vez Dante tenga razón. Tal vez, con una sola decisión de mi parte pondría fin a todo.¿Pero a qué precio?¿Qué hay de Luciano y de mí?¿Qué será de nuestro hijo?¿Habrá un futuro para nosotros después de todo esto?Ahora me cuestiono mis acciones: ¿fue correcto presentarme ante Dante Ferrara? ¿Acerté al aparecer en la vida de Massimo? ¿Debí enfretarme a Fabrizio sola?Ni siquiera el aire
Capítulo cuarenta y tresCambio de planes— Apuesto a que no esperabas volver a escuchar mi voz —no digo nada. Estoy demasiado sorprendida—. Bonita celebración. Me siento herido por no haber recibido invitación.— ¿Qué quieres? —Espeto secamente, una vez he conseguido encontrar mi propia voz.— Asegurarme de que aceptarás la propuesta de Dante —creo que estoy hiperventilando—. Te casarás con él, quieras o no.— ¿Y cómo pretendes que te obedezca? —Bufo escéptica. He recuperado la compostura.— ¿No te has preguntado por qué no te delatado a ti o a Luciano? —Más de uno de los presentes comienzan a notar mi actitud fuera de lugar—. Es momento de jugar mi Az bajo la manga.— Dime, muero por saber —expreso irónica—: ¿Sabe tu amiguito Massimo que juegas a sus espaldas con su futuro yerno?Luciano se coloca delante de mí, imponente. Con una mano en su pecho, le detengo.— Ese no es tu problema —replica—. Concéntrate en lo important
Capítulo cuarenta y cuatroUna oportuna retirada27 de mayo de 2018— ¿Por qué? —Pregunto por enésima vez. No quiero ocultarme. No quiero permanecer sentada esperando el final. Siempre imaginé que estaría al frente de la ofensiva.— ¿Necesito repetirlo? —Contrataca con su actitud impertérrita de siempre—. Estoy cabreado, Catarina y no deseo desquitarme contigo.— Pero…— ¡Joder! Ni siquiera deberías montarte en ese auto —maldice en voz alta. Luego resopla intentando aplacarse—. La ginecóloga te estará esperando en el búnker. Allí permanecerás en absoluto reposo —desvío la mirada de la suya y me cruzo de brazos—. Hey —con sus dedos en mi barbilla, me hace mirarle nuevamente—. Un buen soldado sabe cuando es tiempo de retirarse. Y tú eres una agente bien entrenada. Habrá otras batallas que librar y otros enemigos que aniquilar. Ahora necesitas permanecer a salvo… por nuestro bebé.<&l
Capítulo cuarenta y cincoJuego de preguntas28 de mayo de 2018Las lágrimas salen sin cesar. Ni siquiera intento detenerlas. Cada vez que el látigo penetra contra la piel, siento mi alma desgarrarse. Es peor que si me lo hicieran a mí. Ver a mi hermano pequeño ser torturado, es la escena más dolorosa que he presenciado jamás. Su cuerpo ensangrentado, la piel desgarrada, sus labios sellados intentando ocultar el dolor… Sin embargo, sus ojos no pueden mentirme: está sufriendo.Cierro los ojos al escuchar un gemido suyo. Enzo comienza a quebrarse.— Realmente me sorprendes, querida Rina —alude Fabrizio—. Primero te rehúsas a cumplir mis peticiones, teniendo en cuenta mis amenazas. Y ahora permaneces callada, mientras observas a quien llamas tu hermano pequeño ser fuertemente torturado. Estoy comenzando a cuestionarme si de verdad te importa la familia.— ¿Qué sabrá alguien como tú de familia? —Hablo por primera vez en más de vei
Capítulo cuarenta y seisMassimo Costello31 de mayo de 2018<< Rina>><< Despierta >><< Rina >><< Despierta >>Lentamente abro los ojos. Me toma unos cuantos minutos recuperar el sentido y comprender la situación. Aunque la sorpresa es enorme, al toparme con el rostro de Massimo Costello. Jamás imaginé un escenario de este tipo: Massimo Costello acudiendo a mi rescate.— ¿Estás bien? —Inquiere Enzo, terminando de desatar mis piernas.— Sí —asiento. Luego apunto hacia Massimo—. ¿Qué hace él aquí?— Salvando tu trasero —interviene el aludido—. Venga ya. Daos prisa. No tenemos mucho tiempo.— ¿Por qué deberíamos seguirte? —Pregunto—. ¿Por qué siquiera desearías ayudarnos?— ¿Mis acciones no responden tus preguntas por sí mismas? —Repone—. He cumplido todas tus peticiones, ni siquiera he rebatido alguna exigencia tuya. Eres mi hija
Capítulo cuarenta y sieteGuerra de Poderes— ¡Querido Luciano! —Fabrizio recibe al aludido demasiado entusiasta. Adora que las cosas marchen según sus planes—. Me alegro de que hayas decidido unirte a la fiesta. Desarmadlo, chicos —ordena a sus secuaces.— Esto no es una fiesta, Fabrizio —replica el D’Cavalcante—. Ambos lo sabemos. Y no he venido por mi propia voluntad.— Siempre arruinando la diversión —resopla mi captor—. Realmente, no sé lo que las Costello ven en ti.Luciano permanece impertérrito, aunque puedo ver el asombro en sus ojos. Luego se gira hacia mí. Rápidamente me examina con la mirada. Yo asiento en respuesta con un gesto casi imperceptible; indicando que estoy bien.<< Aunque no podría decir lo mismo de Enzo >>, recuerdo.<< Que mi hermano esté vivo, por favor >><< No puede morir >><< Él, no >>— ¿Dónde est
Capítulo cuarenta y ochoEl juego ha terminado— ¡No tiene pulso! —Anuncio, deteniendo cualquier movimiento. Con rapidez, comienzo con las maniobras de respiración cardio-pulmonar. Una y otra vez lo intento con todas mis fuerzas, pero es inútil. El corazón de Luciano se niega a latir.— Catarina…— Déjame —ignoro las advertencias de Camillo.— Rina…— ¡No está muerto! —Declaro en un tono demasiado alto—. ¡No puede morir! ¡No te dejaré morir! —Golpeo el pecho del hombre que amo—. ¡¿Me has oído?!<< No esta vez >>>> Necesito un escaplelo, Camillo —no es una petición.— ¡Un escaplelo! —Ordena buscar a sus hombres.<< No hay tiempo >>— Dame tu navaja —hablo en tono imperativo.— ¿Qué? —Le observo dudar.— ¡¿Dame tu puta navaja, Camillo?!No tengo que repetirlo una tercera vez. Con el objeto filoso, abro el pecho de Luciano y unos segundos despué
EpílogoEl Rey de Roma29 de junio de 2018— ¿Estás lista? —Inquiere la doctora. Automáticamente, asiento—. Perfecto. Echemos un vistazo a ese bebé —coloca el gel en mi bajo vientre y comienza a explorar—. ¿Cómo van los síntomas? ¿Qué tal te has sentido?— Afortunadamente, las náuseas han desaparecido, porque estaba a punto de volverme loca. Apenas me mareo y mi apetito comieza a abrirse.— Son buenas noticias. ¿Has vuelto a sangrar?— No, desde la última vez —hace exactamente veintiocho días, sufrí otra amenaza de aborto. El primero de junio creí perderlo todo. Fue difícil recuperarme del duro golpe, pero debía seguir adelante. Aunque hay cicatrices que jamás cerrarrán.— ¿Y qué tal las contraccion