Capítulo 16. Dormitorio
No tenía opción, la Universidad Imperio sería mi día a día después de hoy, no más Lina y sus suaves masajes a mi espalda a diario, no más comida deliciosa a cualquier hora del día, no más cenas con mis padres, al menos, no hasta que puede ir con ellos. Ahora no había más que libros, notas, clases, y miradas de alumnos clavadas en mi espalda y en mi voluptuoso trasero y pecho. Incluso ahora mismo las sentía, mientras subía al estrado del auditorio, sentía esas miradas llenas de deseo como si quisieran comerme. Desagradable. “Queridos y queridas, alumnos y alumnas de la Universidad Imperio, es un placer y honor, para mí ofrecer el primer discurso para los que inician su vida académica en esta magna institución&helli
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