-Muy bien, Jazmín, ahora vamos a hacer lo que ya sabes – me dice el doctor Jiménez sin dejar su sonrisa de lado -.-Pujar… sí, creo que lo recuerdo – le respondo con cansancio y dolor -.-Nada más que esta vez será el doble – levanta ambas cejas -, pero no estás sola.-No, esta vez no – me dice Piero, rodeándome con sus brazos, para ayudarme a mantenerme sentada, dándome apoyo, su calor y todo el amor que siente por mí -.Se acerca ese dolor que ya reconozco, Piero me da un beso cargado de ansiedad, amor y tranquilidad, todo eso de una vez, suena contradictorio, pero la tranquilidad de ese beso es para mí.Se me va todo el miedo, las ganas de gritar y de decirle a Piero que se vaya, es momento de pujar. -Vamos, linda, puja… - hago lo que el doctor me dice y sonríe -. Eso es, respira… ¡otra vez!Unos minutos después tengo entre mis brazos a nuestro José. Tiene unos hermosos ojos azules, como su padre, pero esta vez no se parece tanto
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