Todos los capítulos de Si me ves llorar por ti (Serie Romance): Capítulo 41 - Capítulo 50
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Capítulo 37: A un paso de saber la verdad.
Dos años después. Alba vestía a su pequeño hijo para su primer día de clases. Alex estaba muy emocionado porque le gustaba aprender cosas diferentes.   —Déjame verte mi amor —pidió observando a su niño con su uniforme impecable. Los ojos de ella se cristalizaron sintiendo nostalgia, ver a Alex, con su pantalón de vestir azul marino, su camisa blanca y su chompa celeste revivió en ella tantos recuerdos en especial la imagen del padre de la criatura se vino a su memoria.   —Vamos rápido, mamá, quiero conocer mi nueva escuela —dijo con emoción Alex.   Alba se secó las lágrimas, tomó de la mano a su niño, caminaron varias cuadras, cuando llegaron a la escuela, la muchacha se inclinó y se puso a la misma altura de su hijo.   —Alex recuerda que no puedes irte con extraños, la única persona que te viene a retirar soy yo. ¿Sabes nuestra clave?   El niño
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Capítulo 38: ¡Es mi hijo!
Santiago Vidal, observaba a través de los grandes ventanales de su imponente oficina como la lluvia caía con fuerza.  Ese ruido ensordecedor lo atormentaba. Le recordaba esa fatídica noche en la que todo terminó cinco años atrás.     Resopló con un sentimiento de congoja anidado en su pecho, con sus tristes ojos azules miró el agua golpear el vidrio, de la misma forma en que los recuerdos martillaban su corazón.    Colocó sus manos sobre la cornisa, y suspiró. Divisó como una bruma de neblina cubría los grandes rascacielos, tornando el cielo gris, tal cual su vida se transformó desde aquel instante. De nuevo aquella sensación de soledad cubrió su corazón, los remordimientos, no lo dejaban en paz hace ya un largo tiempo, en especial en la
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Capítulo 39: Amargas Verdades.
Alex subió al ascensor tomado de la mano de la señora Roxanne. Santiago con la voz temblorosa y los ojos enrojecidos, suspendió la reunión, y enseguida invitó a Angélica a su oficina de él. La joven venezolana miró el lujo de esa habitación mientras el pequeño Álex estos años había vivido en un humilde albergue.Angélica se sentó frente a él. Santiago no sabía ni por dónde empezar, ni qué preguntar, todo eso era tan inesperado.—¿Por qué no me dijo? ¿Por qué no me buscó? —cuestionó llevándose ambas manos al cabello—. Yo tenía derecho a saber de la existencia del niño —expresó él respirando con dificultad.Angélica resopló molesta.—Tú sí que no tienes sangre a la cara ¿Cómo te iba a buscar después de todo lo que le dijiste? ¿Le hubieras creído que el niño era tuyo? —cuestionó mirando a Santiago, con sus profundos ojos negros que centellaban de ira.—Ella me mintió,
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Capítulo 40: No me puedo casar contigo.
El auditorio de la Universidad de Columbia, era el escenario del gran Congreso de Finanzas Internacionales. Se habían dado cita empresarios de todas partes del mundo, entre ellos: Carlos Mario Duque, el hermano mayor de Joaquín. El coach estaba por terminar la charla, y él veía el reloj a cada instante, esperaba encontrarse con María Paz.   El seminario se dio por finalizado, guardó su laptop en el portafolio, se despidió de algunos ex compañeros de Harvard, cuando dio vuelta y se encontró con su hermano Joaquín, entonces palideció por completo.   —¿Vos qué hacés acá? —cuestionó—. Se supone que no ibas a venir.   —Me decidí de último momento hermanito, ¿No te agrada mi presencia?   —Sabés bien que vos y yo no podemos estar en el mismo lugar, pues.   —Entonces sacá las cosas de mi departamento y hospedáte en un hotel, te recuerdo que donde te estás quedando es mi domicilio. <
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Capítulo 41: Daría cualquier cosa por estar con ustedes.
 El rostro de Eliana se desencajó por completo.   —¿¡Te volviste loco!? ¿¡A una semana de la boda!? —cuestionó presionando sus labios con fuerza—. No, Santiago Vidal, tú no puedes suspender el matrimonio, no lo acepto. —Sollozó llevándose las manos temblorosas al rostro, dejó caer su cuerpo sobre el piso del departamento.   Santiago en ese momento pasó la saliva con dificultad. Se sentía un miserable, le había destrozado la vida a la mujer que amaba que era Alba, y ahora el llanto descontrolado de Eliana no lo soportaba, ella había estado a su lado durante todos estos años, pero no podía unir su vida a ella.   —Eliana, yo no te amo, no puedo hacerte daño, tú te mereces a un hombre que te ame.   —Todo por esa estúpida de Alba —bramó levantando su rostro. —¡Maldita zorra! ¡Ojalá se muera!— exclamó elevando su mirada llena de ira hacía Santiago, abrió y cerró sus puños con fuerza—. Mientras tú sigu
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Capítulo 42: A un paso del reencuentro.
El joven Vidal sostenía su IPhone con las manos temblorosas, escuchando los repiques del móvil, al oír la voz de Antonio, habló:   —Hola, necesito entrevistarme contigo urgente.    El agente supuso que de nuevo lo iba a contratar para buscar a Alba.   —¿Te parece en media hora, en el café que está en la esquina de mi casa?   —Estaré ahí Antonio, gracias.   Santiago dirigió su última mirada al sitio donde minutos atrás dejó a su hijo junto a Alba, pero ellos ya no estaban, suspiró con tristeza, encendió su auto para ir rumbo al encuentro con Antonio.   Llegó al café donde el agente Duarte, lo estaba esperando. Él se puso de pie, con un fuerte apretón de manos y un abrazo saludó a Santiago, ambos tomaron asiento. El agente ya había pedido un café, solicitó otro para su amigo.   —¿Cuál es la urgencia?   —Antonio qui
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Capítulo 43: Frente a Frente.
Las Vegas- Nevada.   Los hermosos e impresionantes hoteles y casinos acompañados de las luces de Neón con el inmenso «Welcome to Fabulous Las Vegas- Nevada» recibía llenos de ilusión a Joaquín y María Paz, quienes decidieron no esperar más y casarse tal como ella siempre lo soñó.   Llegaron al emblemático hotel romano: el imponente Caesars Palace, tenían reserva en la suite emperador. Ambos observaban la arquitectura del impresionante edificio, que contaba con más de cuatro mil habitaciones, jardines, restaurantes y casinos.   Los encargados del hotel subieron el equipaje a la elegante suite, rodeada de gigantescas columnas que simulaban los palacios romanos, el sitio ideal para consumar la unión que en breves momentos se iba a dar.   La feliz pareja salió del hotel, con sus documentos en regla, llegaron a la capilla que habían elegido, tomados de la mano se sentaron a esperar su turno.
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Capítulo 44: Solo quedan las ganas de llorar.
Santiago la tomó de las manos inclinó su rostro para quedar muy cerca del de ella, entonces Alba, sintió un temblor recorrerle la piel.   —Tú me ocultaste que estabas embarazada. Yo no soy un brujo para haber adivinado. No me puedes juzgar por eso. No es justo —reclamó Santiago, mirándola directo a los ojos, volviendo a tenerla tan cerca, pudiendo escuchar su respiración agitada. Observó los delicados y temblorosos labios de Alba, su mirada triste, ansió tanto poder abrazarla, besarla, suplicar por su perdón, pero ella como una fiera se soltó con todas sus fuerzas del agarre de él, se alejó de su lado porque a pesar de los años, y del odio que ella decía sentir la presencia de él la perturbaba.   —Claro, la justicia solo sirve para los millonarios como tú — bufó. —¿Y lo que yo he vivido? —cuestionó—. Es obvio que a ti no te interesa, ahora que el chamo es grande, si te llenas la boca diciendo que es tu hijo...   Alba sen
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Capítulo 45: Yo solo amo a una sola mujer, y esa eres tú.
Varios minutos pasaron luego de que Alba, fue ingresada a emergencia, Santiago tenía a Alex sentado en sus piernas, el niño se estaba quedando dormido, por lo que llamó a Angélica, pero la muchacha no respondió. Enseguida uno de los médicos encargados de atender a Alba, salió a informar sobre su estado de salud.   —La señora llegó con taquicardia, está muy alterada, le estamos realizando los exámenes correspondientes para determinar la causa del desmayo. Debe quedarse internada.   —Ya puede recibir visitas. ¿Recobró el conocimiento?   —Si está muy preocupada por su hijo, no hace más que nombrarlo. Le recuerdo que el niño no puede pasar a las habitaciones, son normas de seguridad   —Lo sé —contestó Santiago, entonces sin tener que hacer llamó a sus padres, eran los únicos que le podían ayudar en ese momento, necesitaba m****r a Alex, a descansar y él quedarse con Alba, a cuidarla.  
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Capítulo 46: Culpable soy yo.
El pequeño Alex ignorante de todo lo que sucedía a su alrededor descansaba en brazos de su abuela, mientras Rodrigo conducía a casa.—Esto es increíble, tenemos otro nieto —comentó Diana, con algo de melancolía, acariciando con su mano el rubio cabello del pequeño. —¡Qué hermoso es! —Suspiró—. Se parece tanto a Santiago cuando tenía su edad —afirmó, con una emoción inmensa al sostener a aquel niño en sus brazos. Su esposo pasó la mano por la cabeza del pequeño.—Es una fiel copia del original —dijo él orgulloso, con una amplia sonrisa en los labios.—Así sucede, uno los tiene nueve meses en el vientre, sufre con los síntomas del embarazo y ellos nacen idénticos a sus padres. —Se quejó y sonrió Diana.—Los genes Vidal predominan en nuestra familia, mi amor —contestó él con una gran sonrisa. A pesar de eso  la señora no estaba del todo contenta. Cuando ingresó a la habitación de Alba, la muchacha se veía
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