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Todos los capítulos de Mi Amada Tentación: Capítulo 21 - Capítulo 26
26 chapters
Confesiones
 «El amor verdadero habla aunque esté en silencio». Walter Riso —Debo irme —me dijo acariciando mi pelo enmarañado.—¿Por qué? Quédate conmigo —le pedí mientras daba tiernos besos en su mejilla.—Quisiera hacerlo. Pero el padre Francesco me está esperando.—¿Quién es ese Francesco?—Es mi mentor. Desde que era un joven seminarista me acogía en el verano en las parroquias donde estaba. Es un gran hombre y un espléndido sacerdote.—Se ve que lo aprecias mucho.—Sí, es mi ejemplo, lo admiro mucho.—¿Cuándo vuelvo a verte? Los días pasan tan rápido y me gustaría aprovechar cada segundo contigo.—¿Qué te parece si mañana las invito a almorzar? y de postre las llevaré a
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Cita con el Obispo
 «Por muy largo que sea el camino, lo más importante es dar el primer paso». Vinicius de Moraes —¿Qué te dijo Francesco? —me preguntó inmediatamente arrancó el vehículo y se puso en marcha hacia el hotel.—Le has contado todo a él y no me dijiste —le recriminé—. Me sentí desnuda delante de él y un poco avergonzada.—Lamento que te sintieras así. No pensé que nos íbamos a encontrar con él —se disculpó—. Le he contado todo porque Francesco es un guía para mí, tiene toda mi confianza.—Está bien, no estoy enojada contigo, puedes contárselo a todo el mundo si quieres. Pero quiero saber ¿qué es lo que planeas hacer con nuestra relación? ¿Ya lo has decidido?—Eli… ¿Qu&eac
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Malas noticias
Tienes que correr riesgos. Sólo comprenderemos plenamente el milagro de la vida cuando permitimos que ocurra lo inesperado. Paulo Coelho Eran las 9:00 p.m. cuando regresé al apartahotel. Al entrar me di cuenta que Camila aún no regresaba. Saqué mi celular del bolsillo y me acosté sobre el sofá para revisarlo. Tenía algunos mensajes pero ninguno era de Christian o Camila. Decidí escribirle a ella para saber cómo iba con su cita. No obtuve respuesta, pero supuse que era indicio de que la estaba pasando muy bien. Sé que su ex había sido muy importante para ella y que en el fondo aún seguía teniendo sentimientos por él, pero sus diferencias en cuanto a los hijos y otros asuntos no les permitió continuar juntos. Por tal razón, desde su divorcio, no había tenido una relación formal y esperaba que este tal Matteo fuera algo serio y no u
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Hasta pronto
No hay nada como mirarme en tus ojos de nuevo y recordar todas las promesas que hicimos antes de separarnos. —¿Qué hora es? —me preguntó mientras acariciaba mi espalda.Con pereza salí de entre el calor de su pecho, me estiré y tomé mi celular de la mesita de noche. Eran las ocho y media de la mañana.—Debo irme. Esta tarde me voy a Nápoles a la casa de mis padres. Si Camila no está despierta vendré a despedirme antes de marcharme. Estoy seguro que ella protestará, no le digas nada hasta que yo llegue.—Está bien. Voy a extrañarte —le dije volviéndome a acurrucar entre sus brazos.Sin ánimo de separarnos, nos levantamos y nos dimos una ducha rápida y nos vestimos. Antes de salir de la habitación lo besé como si fuera la última vez que lo vería y lo tendr&iacu
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Fin del verano
El amor puede esperar todavía cuando la razón desespera. George W. Lyttelton —¡Elicita! —escuchaba la voz aguda de mi madre llamándome entre la multitud de personas que esperaban a sus familiares.Al verla de lejos, llamó mi atención lo joven que se veía a sus cincuenta y un años. Mi madre era muy terca y por más que le dije que no era necesario que me fuera a buscar al aeropuerto, ella insistió. Mi madre decía que era muy triste llegar a un lugar y que nadie te recibiera. Para mí era solo cuestión de cultura.Apresuré el paso hacia ella y nos encontramos en un efusivo y fuerte abrazo. Luego de separarnos me llenó de besos, sin importarle avergonzarme delante de todas las personas que estaban cerca de nosotras.—¡Me alegra tanto verte! —exclamó emocionada—. Te extrañé t
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Epílogo: La bitácora de Christian
 Mi nombre es Cristiano D’Angelo, soy sacerdote para una de las diócesis de Roma. Fui ordenado a los veintinueve años y un año después me enviaron como misionero a una ciudad de Kenia, África, donde he permanecido por cinco años. El trabajo ha sido arduo, pero amo servir a los demás y me siento dichoso sólo con ver la amplia sonrisa en el rostro de un niño que aprende a leer en la escuela que tenemos en la casa – misión.En abril me apuñalaron por defender a una de nuestras niñas de la escuela de ser vendida como un animal al tráfico humano. En cuanto mis heridas cicatrizaron lo suficiente mi obispo me pidió que tomara un descanso, pero no quise ir inmediatamente con mi familia hasta que no estuviera totalmente recuperado, pues no quería preocuparlos con los gajes del oficio.Cuando estuve listo me dejé convencer por mi hermana Camila
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