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Todos los capítulos de Un florecimiento problemático: Capítulo 31 - Capítulo 40
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31: Lo que yo siento
Dalia se quedó un momento fuera del dormitorio sin saber qué hacer, pero luego de un rato comprendió que tendría que entrar a su habitación tarde o temprano.Subió las escaleras tratando de forma inconsciente de retrasar lo inevitable, pero al final se encontró frente a su puerta. Metió la llave en el picaporte, lo giró, abrió la puerta y encontró la habitación en penumbras, con un bulto envuelto en cobijas en la cama de Yuri.Dalia suspiró, decidió no forzar más la situación así que fue a su cama, se quitó el vestido, se puso el pijama y así como Yuri se envolvió en sus sábanas. Un rato más tarde escuchó que Rosa entró a la habitación, pero al parecer la pelirroja tuvo el tacto para comprender que algo había pasado y también se metió a su cama en silencio.Al dí
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32: Sin arrepentimientos
El viento que golpeaba el jardín ya se había calmado desde hacía un rato, lo que ayudaba a que Yuri pudiera acostarse bajo un árbol sin muchos problemas, mirando el cielo nublado a través de las ramas, mientras pensaba en todo el desastre que acababa de ocurrir.—¿Cómo fue qué pasó esto? —se preguntó más triste que molesto.Lo había echado a perder en grande. Sabía que Dalia y Rosa se habían encariñado con su yo actual al grado de considerarla su mejor amiga, pero él sabía que ese yo desaparecería en un par de meses. Aunque sería difícil, sería fácil terminar con una amistad… ¡¿pero eso?! Jamás se imaginó que Dalia se encariñaría a ese nivel con su yo falso.Y entonces una nueva pregunta surgió en su cabeza: ¿Y qué sentía &e
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33: A quien todavía amaba
Si no se sabía lo que era, cualquiera podría pensar que ese enorme edificio en medio del cerro, rodeado por bosques verdes y hasta con un pequeño lago artificial en la parte trasera era un hotel de cinco estrellas, pero solo estaría bien en lo de “cinco estrellas”.La verdad era que Arcadia, el cual era el nombre de ese lugar, era un hospital mental. Pero no era un hospital mental donde los enfermos pasean como zombis, sometidos al descuido de un personal médico al que no podrían importarles menos y que estaba destinado a convertirse en escenario de historias de terror en cuanto lo abandonaran. No, Arcadia era un hospital mental privado, donde las familias adineradas de México y el mundo solían meter a algunos de sus familiares que eran incómodos para la vida pública y que ellos no querían cuidar.Por eso mismo, Arcadia era básicamente un spa para enfermos mentales,
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34: El día de padres
La luz de la mañana comenzó a colarse por la habitación. Con tal cantidad de luz, poco a poco el sueño fue abandonando a Dalia quien fue la primera en abrir los ojos. Se reincorporó un poco y se estiró para terminar de eliminar el sueño de su cuerpo. Luego se recargó sobre el colchón y giró la cabeza a su derecha para ver a alguien dormir a su lado: Yuri.Dalia sonrió, viendo lo linda que se veía Yuri durmiendo. Ya había pasado poco más de un mes desde que Yuri y ella habían comenzado su relación. Al principio nada cambió, continuaban comportándose como amigas pues no querían llamar la atención, pero pasados los días Dalia quiso compensar esa falta de afecto en público y le pidió a Yuri que comenzaran a dormir en la misma cama, cosa que al principio se mostró algo nerviosa por aceptar, pero terminó hacie
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35: Dos viejos conocidos
Una vez que se bañaron y se arreglaron lo mejor que pudieron, Yuri y las chicas salieron del dormitorio, con el muchacho no pudiendo evitar notar que Dalia llevaba puesto el collar que le había regalado en navidad y que al parecer solo pensaba usar en ocasiones especiales.El plan era encontrarse primero en Sweet Valerian, después ir a comer y de ahí pasear por el jardín para al final dejar a Socorro en una habitación en un pequeño hotel dentro del sector comercial para que al día siguiente regresara a su casa.Yuri sacó su Smartphone y vio que tenía un mensaje de su papá, lo revisó y dijo:—Papá ya llegó —anunció a sus amigas—, dice que va camino a Sweet Valerian para vernos allá.—Llegó antes de lo que esperábamos —dijo Dalia sorprendida.Yuri guardó su teléfono y dijo encogi&eac
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36: La calma antes de la tormenta
—¿Daniel? ¿Qué haces con mi papá? —preguntó Yuri sonriendo una vez llegaron a la mesa reservada para ellos.En respuesta, el dueño del café rio y dijo:—Le hacía compañía a este buen caballero… pues llegaron tarde.Una mueca de nervios apareció en los rostros de Dalia y Yuri, pero no en el de Rosa, quien se limitó a hacer una pose sensual y con una voz coqueta dijo:—Bueno guapo, una belleza como esta no se hace en cinco minutos —y le lanzó un beso a Daniel.El grupo rio por la broma y cuando la carcajada se detuvo, Yuri miró a su padre. Socorro se levantó de la silla y se irguió frente a Yuri. Por un momento su padre le pareció más alto e imponente a como lo recordaba, incluso en ese momento tenía una expresión que iba con lo que para muchos les indicaba su físico: q
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37: El inicio del final
Yuri y Socorro se quedaron a solas. Por un largo momento ninguno dijo nada, de seguro porque Socorro estaba esperando a estar seguro que las muchachas ya se habían alejado lo suficiente como para no escuchar lo que estaba por decirle a su hijo.El silencio de Socorro ponía a Yuri nervioso, de hecho, Yuri nunca en su vida había estado tan asustado. Él mejor que nadie sabía que no había sido un hijo fácil de criar, pero siempre que tenía un mal comportamiento, su padre más que regañarlo trataba de ser comprensivo y guiarlo por el mejor camino, aconsejándole como ser una mejor persona.El solo pensamiento de ver enojado a Socorro de verdad aterraba a Yuri.—Son un par de muchachas agradables —dijo Socorro al fin dándole la espalda a su hijo, todavía mirando el camino por el que las dos muchachas se habían ido. Ver a Socorro así de tranquilo pese a ya
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38: La declaración de un adiós
Yuri iba camino al dormitorio, pensando en todo lo que su padre le había dicho. Él tenía razón, debía terminar a Dalia, no se merecía sufrir cuando el él que era ahora desapareciera, mientras más rápido terminara con esa mentira mejor… ¿pero cómo lo haría? Hasta antes de conocer a Dalia él nunca se había planteado estar en una situación de tener novia, ¡mucho menos terminarla! Qué problema…—¿Yuri? —dijo una voz que sacó al muchacho de sus pensamientos.Yuri se apuró a levantar la cabeza y frente a él, recargada bajo un farol, estaba Dalia.—Dalia… —comenzó Yuri— ¿Qué-qué haces aquí? ¿Dó-dónde está Rosa?La muchacha miró a Yuri a la cara, luego bajó la mirada y dijo:—Rosa
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39: Un corazón roto
Dalia se apuró a sacar su cara de entre sus manos y ver a su derecha. Ahí se encontró con una mujer. Era morena y de largo y lacio cabello castaño, tenía unos ojos dorados y su delgado cuerpo estaba enfundado en un largo pero simple vestido blanco. Pese a que sonreía, había algo en ella que la ponía nerviosa… como el hecho de que nunca se había percatado de cuándo se le había acercado.—No-no es nada —dijo Dalia apurándose a limpiarse las lagrimas.—Oh vamos —dijo la mujer un poco burlona y comenzando a acercarse a Dalia—, me la paso todo el tiempo enterrada entre papeleo sin oportunidad de cumplir funciones docentes y ahora que al fin tengo una, ¿me la vas a negar?Esa declaración confundió a Dalia.—¿A qué se refiere? ¿Quién es usted?La mujer rio ante la pregunta.&
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40: Se cierra el telón
Yuri caminaba con la cabeza gacha, mientras varias lágrimas rodaban por sus mejillas. Se sentía miserable, el peor ser humano del planeta, ¿cómo había podido hacerle eso a alguien que le quería? ¿A alguien que él quería? Sabía que lo había hecho por una buena razón, ahorrarle a Dalia sentir la desaparición de la persona que él era ahora, pero aún así…En ese momento algo ocurrió que sacó a Yuri de sus cavilaciones: se escuchó un grito, un grito cuyo timbre de voz era el de…—¡Dalia! —gritó con el corazón latiéndole a mil por hora.Sin perder un segundo dio media vuelta sobre sus pasos y comenzó a correr en dirección a dónde había dejado a Dalia. Con el corazón en un puño, no dejaba de preguntarse qué le habría podido pasar p
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