Los muelles de la cama se sacudían con fluctuante renuencia. No en el interior del departamento de Santino, sino a distancia apartada de éstos. En una de las solitarias casas del noroeste de Kuri, en la que se podía apreciar sólo una luz encendida, perteneciente a una de las habitaciones.La lluvia había cesado, dejando una humedad renuente, perceptible en el vidrio de aquella alcoba.—Luke…huuumm…—la respiración de Krisel era un jadeo entrecortado, ante el brío de las sacudidas del joven. Perdiéndose en el mullir del colchón.Bajo el soporífero ambiente, Luke se mantenía sobre Krisel, apoyándose con los codos y las rodillas. Su respiración subía, bajaba y retomaba el vaivén inicial. No había palabras en su garganta, ni sentimientos en su corazón. Su mente se debatía en una ola enorme de complicados enigmas sin c
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