El lío se había tornado complicado en cuestión de segundos y aun repasaba los hechos con minuciosidad. Aquellos tipos frenaron en seco la ofuscada determinación de Kizart. Él vio como uno de ésos esbirros a la orden de Tazuna, con un leve movimiento con los dedos, desenfundó sus armas, propinándole un supuesto bloqueo a Kizart…y ese movimiento quedó como mero intento. El otro lo había apresado por los hombros.
El sonido del disparo se debió a que éste soltó la semi-automática. Santino no estaba acostumbrado a portar semejante objeto y mucho menos a pelear de improviso. Pero eso no significaba que fuese un completo cobarde. Kizart fue más rápido, tomando al inicial atacante por el codo, tirando a la vez del antebrazo entero y se lo giró con la rapidez y facilidad de quien gira la perilla de una puerta. El sujeto cayó al suelo, dolorido pero vivo.
¿Acaso había dicho que no importaba ya?Alexa Bell…la misma con quien estuvo saliendo durante dos malditos años, ¿verdad? ¿Ella había dicho eso?Pues si y lo escuchó tan fuerte y claro como se podía permitir en el pasillo que conectaba al piso inferior con el superior del edificio escolar.Las primeras llamadas de la semana anterior solo fueron un desperdicio de su tiempo, al ser mandadas al buzón de voz. ¿Qu
El ritmo de las clases también seguía su curso y aunque la preocupación de Alexa había aminorado un poco en relación a la estrategia de Santino, el asunto seguía siendo un molesto detalle que aparecía en su mente casi cada diez minutos.Así había transcurrido con austeridad la última semana de agosto y septiembre daba la bienvenida a la temporada inicial de la primer evaluación bimestral. El tiempo apremiaba tarde o temprano y ni Alexa ni siquiera su madre, hicieron hincapié en ello.Hasta hoy.Lunes, las clases habían terminado antes, por asuntos meramente organizativos del personal docente y eran las doce y media cuando Alexa salió del salón acompañada únicamente por Yanai. Jax salió antes, acompañado de una ruborizada Karen que le seguía sin soltarle del brazo y Yanai aprovechando que Sail tenía la tarde moderadame
El interior de uno de los modestos expendios de comida estaba levemente concurrido. El clima lluvioso siempre atraía clientela. Él pasaba distraídamente por allí y trayendo algunos ryo en la cartera, decidió aprovechar la oportunidad. Había comida en la nevera para el resto de la semana, por lo menos eso se procuraban entre ambos, pero la ocasión de hoy era un tanto diferente. El lo venía pensando desde la mañana y ni él ni Alexa lo verbalizaron, pero ambos lo sabían. Quizá fue ese el motivo que acarrease su poca concentración en su metódico plan en la mañana.No importaba, ya tendría el tiempo de mañana para continuar escudriñando la carpeta de kyu. También tenía cosas importantes por hacer, y aunque no era nada adepto a cuestiones tan personales, se sentía un poco obligado a hacerlo. Odiaba y renegaba en cierta manera interna exp
Los muelles de la cama se sacudían con fluctuante renuencia. No en el interior del departamento de Santino, sino a distancia apartada de éstos. En una de las solitarias casas del noroeste de Kuri, en la que se podía apreciar sólo una luz encendida, perteneciente a una de las habitaciones.La lluvia había cesado, dejando una humedad renuente, perceptible en el vidrio de aquella alcoba.—Luke…huuumm…—la respiración de Krisel era un jadeo entrecortado, ante el brío de las sacudidas del joven. Perdiéndose en el mullir del colchón.Bajo el soporífero ambiente, Luke se mantenía sobre Krisel, apoyándose con los codos y las rodillas. Su respiración subía, bajaba y retomaba el vaivén inicial. No había palabras en su garganta, ni sentimientos en su corazón. Su mente se debatía en una ola enorme de complicados enigmas sin c
Alexa despertó esa mañana con una nítida visión de su techo, acompañada de una extraña sensación de angustia, no sabía bien a que atribuirla, simplemente sabía que estaba allí… algo que estaba pasando por alto.Giró sobre si misma y miró el incipiente amanecer, aun cubierto de penumbras.No recordaba que aquello le hubiera ocurrido jamás. Si, otras veces se había sentido inquieta, fastidiada, pero nada se asemejaba a lo que sentía en el momento. Miró el reloj en la mesita de noche, 6:55am, era la primera vez en bastante tiempo que se despertaba por si sola.Con un suspiro de resignación corrió las sábanas que la cubrían y se aprestó a levantarse, pero cuando se puso de pie aquella sensación que la envolvía se hizo aún más fuerte.Sin saber que hacer se acercó a la venta
Los pasillos estaban llenos y el bullicio se compartía en todos los rincones de la preparatoria de Kuri, aun en el apartado de los sanitarios para mujeres; en la planta alta.En uno de los cubículos individuales, con la puerta cerrada, Alexa hacía un esfuerzo por mantenerse de pie apoyada contra la puerta, sintiendo que las rodillas le temblaban, el corazón le daba un vuelco, las lágrimas de un esfuerzo sorpresivo corrían por sus mejillas y una presión inflexible se ejercía en la boca de su estómago.Conteniendo una arcada más, la cuarta en la mañana y la de mayor urgencia. Ni siquiera esperó a tomar la hoja de permiso firmada por la profesora Yuuhi cuando ya estaba delante del inodoro del sanitario ante otro espasmo de náusea.El desayuno...No, un par de simples rebanadas de pan tostado, mantequilla y jalea no
La confusión, desgano y sorpresa habían consumido buena parte de la mente de Luke. Lo que quedaba ahora era una desagradable escoria de enfado. Ese era el siguiente nivel en su columna geológica de conocimientos. Pero enfado no era la palabra adecuada. Estaba encolerizado.Era como si le hubieran herido con algo. Una parte de sí mismo había reconocido que sería peligroso regresar a pedirle la información completa a Krisel. No, peligroso no…informal. No era asunto de ella, sino de…Alexa…La imagen que había provocado su enojo seguía acudiendo a su mente. No podía apartarla. Era tan vulgar como las palabras elegidas por Krisel, pero no podía evitarla.Todo este tiempo, Luke…ella y tu propio hermano…Les veía. A ella entre los brazos de Santino. Aella, la j
Yanai se encontraba callada, sentada frente al único escritorio en el interior del negocio familiar, revisando algunos pedidos. Con pesadumbre soltó el lapicero con el que estaba jugueteando y se tomó el rostro con las manos.Ya pasaba de las cuatro. Ciertamente había aceptado a dejar a Alexa a solas porque no quería hablar de más de momento. Muchas cosas revoloteaban en su mente pero no quería vocalizarlas aún, no antes de organizar sus ideas. Y si ella estaba así, no quería ni pensar todo lo que estaría atravesando Alexa.Ella sabí