Inicio / Romántica / Inmensurable / Capítulo 71 - Capítulo 80
Todos los capítulos de Inmensurable : Capítulo 71 - Capítulo 80
229 chapters
Mi gran amor
Esa mañana, Julieta se levantó de mal humor.Saludó a su madre, comió el sencillo desayuno, se vistió y se miró al espejo esperando encontrar una sonrisa, pero no fue así. Se miró las facciones… y recordó que él le decía que tenía los “labios de durazno”. La primera vez que lo escuchó le pareció estúpido, pero ahora un ramalazo de ternura le llenó el pecho al recordarlo.Suspiró y terminó de alistarse. Salió de casa pensativa; se subió al bus con una expresión de pocos amigos. Miró por la ventana las calles y a las personas; nada fue capaz de cambiar su carácter. Aunque no era culpa, ni de su familia, ni de sus amigos ni del mundo, esa mañana, esa precisa mañana, se sentía molesta. ¿Por qué? Cabía preguntarse. ¿Por qué? Quisiera también saber ella. No lo supo, no lo sabría, no le interesaba descubrirlo. Tal vez, solo tal vez, se debía al hecho de que gracias a Emilio Cartagena, su “novio”, había obtenido una nota de cinco en una prueba importante. U
Leer más
Se fue
Julieta se quedó en silencio. “Te quiero”. El eco de las palabras resonó entre ambos.El mundo pareció quedarse quieto durante esos instantes que ambos cruzaron miradas. Ella no respondió, paralizada. Tres meses llevaban ya, y por lo tanto el demostrar sus sentimientos de ese modo no le pareció apresurado al chico. Pero tal parecía que Julieta no opinaba lo mismo.Las manos se juntaron con fuerza durante un segundo… y entonces se soltaron. Las dudas y el ramalazo de inseguridad que sintió Emilio antes por su borrachera volvieron, pero esta vez enfocándose en lo distinto que resultó al momento a como se lo imagino. ¿Qué culpa era que sus sentimientos le hiciesen decir lo que sentía? Tragando saliva, miró a su novia, quién parecía tan expectante como él.—Me quieres —respondió ella por fin, atravesando con sus palabras un silencio que ya era tan tenso como el hielo, rodeándolos a ambos—. ¿Para qué?Antes de ese momento, Emilio se hubiera esperado cualquier resp
Leer más
Licor en general
—Después de todo el inglés resultó más que bien, ¿si o qué?La voz susurrante de Marco le distrajo un segundo de lo que el ingeniero enseñaba en el pizarrón. Las fórmulas se fundían formando un mosaico casi ininteligible de números que sin embargo, los estudiantes de algún modo debían de entender.Afuera, el ruido de los buses Translatinos pasando y algunos autos de “adefesiosos” que aceleraban en la avenida Maldonado se dejaba escuchar. Era la última hora de clase de un día lunes, por lo que a Emilio y Marco les esperaba una larga semana por delante.—Y entonces mija. —Respondió en el mismo volumen, procurando tomar los últimos apuntes del ejercicio de la pizarra—. Vos andas contento vacilando.—Y vos contento con tu pelada.Emilio no pudo evitar sonreír ante el recuerdo de ella, su
Leer más
Rememorando ando
Era un día lluvioso, de una semana triste, hace una década. Emilio era apenas poco más que un niño. Julieta, Marco, los amigos de su barrio, el instituto, el curso de inglés, la relación que le traería buenos y malos momentos, más buenos que malos, todo estaba lejos en el futuro, en otro tiempo mucho más allá. Por el momento, el presente era distinto, desenvolviéndose en un sinfín de injusticias y cuestiones que forjarían el carácter del chico de un modo distinto, un modo que influiría en su forma de ser con su novia, muchos años después.Emilio vivía en la Argelia con sus padres. Era un niño pequeño y soñador, que jugaba con plastilina y leía libros cada vez menos infantiles. Poco a poco dejaba de ser un niño para convertirse en un puberto y sus deseos y pensamientos cambiaban a medida que lo hacía su cuerpo.
Leer más
De entre todos...
<<¿Por qué me enfermé así>> Esa era la pregunta… y la respuesta no podía ser menos que complicada. <<O bueno, más que complicada, irresoluble>>.Ese día de la carta, realmente no hizo nada distinto. Fue al norte por la Simón Bolívar, tomó esos buses viejos y ue aceleraban demasiado; habló con Julieta, entregó su lindo texto. <<Pero me enferme como un hijueputa…>> Tal vez sin querer atrapó en algún momento un virus, tocó alguna superficie que no debía; tal vez el mismo karma de haberse peleado con su novia, aunque él no creía en esa nota de los karmas. Un pensamiento extraño acudió a su mente como consecuencia. <<Si a mí me toca tan duro esta simple enfermedad… no quiero ni imaginarme si sucediese algo tan terrible como una pandemia>>.Ja. Eso es algo im
Leer más
Todavía te quiero
Vacilando entre la locura,Perdiendo la cordura,Me encuentro amor mío,Luchando conmigo mismo… Vacilante entre mil sueños,entre los anhelos de tu amor bonito,me encuentro perdido en rosas,enternecido mi corazoncito. ¡Vacilando y sin vacilar por ningún motivo!¡Seguro de que te quiero y de qué eres mi perdición!¡Porque muchos llamarían insensateza a lo nuestro!¡Pero yo solo lo llamo un sincero amor! La música que puso esa noche sonaba melodiosa resultándole una grata compañía… un remanso de paz en medio de tantos días estresantes, de pruebas inoportunas e inesperadas y deberes acumulados, de conversaciones con su novio y la enfermedad
Leer más
No fue así...
<<¿Por qué me enfermé así>> Esa era la pregunta… y la respuesta no podía ser menos que complicada. <<O bueno, más que complicada, irresoluble>>.Ese día de la carta, realmente no hizo nada distinto. Fue al norte por la Simón Bolívar, tomó esos buses viejos y ue aceleraban demasiado; habló con Julieta, entregó su lindo texto. <<Pero me enferme como un hijueputa…>> Tal vez sin querer atrapó en algún momento un virus, tocó alguna superficie que no debía; tal vez el mismo karma de haberse peleado con su novia, aunque él no creía en esa nota de los karmas. Un pensamiento extraño acudió a su mente como consecuencia. <<Si a mí me toca tan duro esta simple enfermedad… no quiero ni imaginarme si sucediese algo tan terrible como una pandemia>>.Ja. Eso es algo imposible. Su mente ya le estaba haciendo imaginar fantasía inconcebibles.Ese pensamientos, y otros que resaltaban de igual modo po
Leer más
Mi Julieta
Esa mañana, Julieta se levantó de mal humor.Saludó a su madre, comió el sencillo desayuno, se vistió y se miró al espejo esperando encontrar una sonrisa, pero no fue así. Se miró las facciones… y recordó que él le decía que tenía los “labios de durazno”. La primera vez que lo escuchó le pareció estúpido, pero ahora un ramalazo de ternura le llenó el pecho al recordarlo.Suspiró y terminó de alistarse. Salió de casa pensativa; se subió al bus con una expresión de pocos amigos. Miró por la ventana las calles y a las personas; nada fue capaz de cambiar su carácter. Aunque no era culpa, ni de su familia, ni de sus amigos ni del mundo, esa mañana, esa precisa mañana, se sentía molesta. ¿Por qué? Cabía preguntarse. ¿Por qué? Quisiera también saber ella. No lo supo, no lo sabría, no le interesaba descubrirlo. Tal vez, solo tal vez, se debía al hecho de que gracias a Emilio Cartagena, su “novio”, había obtenido una nota de cinco en una prueba importante. U
Leer más
31: Yo soy el que soy...
Mientras se encontraba recordando lo sucedido ese día, Emilio miró un punto de la nada. Por supuesto que no quería beber ya, y siempre después de que lo hacía las preguntas del por qué le llenaban la cabeza. La primera vez que lo hizo era apenas un adolescente, con diecisiete años bebió una lata de cerveza que fue suficiente para marearle y hacerle mirar el mundo de forma distinta, extraña. Una manera de apagar el cerebro. Emilio desde siempre pensaba sobre el mundo, sobre él, sobre todo lo que le rodeaba y sobre lo que podía hacer o dejar de hacer. Desde siempre era así, por ello cuando descubrió el licor y se dio cuenta de que le servía para apagar su mente y desconectar las ideas, hubo un tiempo en el que cada semana se embriagaba profusamente. Ahora, bebía no más de una vez al mes y no quería hacerlo más. El ejemplo de alcoholismo que le brindaba su padre
Leer más
32: Si acaso tú fueras mejor
A veces resultaba injusto también, ya que debido a su necesidad de no hacer sufrir a veces aguantaba más de lo que debía de aguantar. Con la edad aprendió a balancear esto y encontrar un equilibrio entre ambas posturas.Ahora, y después de todo lo vivido, se mantenía en una postura bastante alejada de lo demás. Miraba todo desde lejos, y realmente hasta manejaba una forma de pensar que le hacía que en lugar de comprometerse del todo solo “mirase que sucedía”. Así era, pero cuando llegó Julieta, todo fue distinto. ¿Qué tenía esa chica en sus ojos para cautivarle de ese modo? ¿Qué tenía esa chica para arrancarle de su zona de confort y hacerle soñar con amores distintos?Ella no le creía a veces, él se molestaba, ella le decía cosas equivocadas, y él no tenía forma de demostrarle la verdad. Se sent&ia
Leer más