Los conducen fuera de la habitación, encañonados, llorosos y con ese gran miedo de la muerte, vuelve a recorrer ese largo pasillo secreto tan escalofriante, Mayra no sabe cuántas horas a pasado, pero debe de ser muchas, esta sedienta, pero ahora es lo de menos, solo quiere poner a salvo a sus hijos. Al llegar la puerta de salida los hombres abren la puerta y ella es puesta de escudo, los niños a los lados para salir, el lugar muestra un sol brillante que se refleja sobre las lunas rotas de los autos, hay hombres muertos por todas partes, efectivos policiales y gente de Barreto, destrucción por todos lados, una verdadera guerra que desde donde estuvo no pudo escuchar. Tres autos aparecieron desde el portón de la hacienda, los encañonaron a un más, hasta que su gente se asoma y pide que suban. Tomando las precauciones son arrastrados al vehículo. Antes de ingresar al auto los ni
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