Gea No puedo abrir los ojos, la cabeza me duele horrores, me siento muy pesada. Poco a poco me hago consciente de mí, aunque estoy adormilada, con la boca seca y con la saliva con mal sabor. No recuerdo mucho lo que me ha pasado, no sé dónde estoy, mi última imagen es la de la sonrisa llena de ironía de Román Lynch… ¡Oh, Dios mío! ¿Qué ha hecho conmigo?, ¿dónde estoy?, ¿Por qué me ha secuestrado? Debo calmarme, me siento muy nerviosa, debo pensar en mi hijo, necesito saber dónde estoy para buscar la manera de escapar de aquí. Estoy sentada de forma incómoda, con las manos atadas en la parte de atrás de la silla, mis tobillos también están amarrados, aun con los ojos cerrados trato de agudizar mis otros sentidos. Me concentro en lo que me rodea. Escucho el sonido constante de algo que gira, pareciera un como un ventilador de techo, pero con el frio que hace aquí no creo que sea eso, agudizo un poco m
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