Corrí al interior de la casa. Casi no podía respirar, impresión, vergüenza de lo que yo significaba ahora, pena por tener que quedarme ahí, celos, ganas de llorar y todas aquellas palabras que se repetían en mi cabeza en un portugués herido.Fui directo al cuarto, ahí no podía quedarme, o debía hacerlo, no, tenía que alejarme de Ensuan, por días lo había estado observando y algo de culpa había en él porque de otro modo ese beso no hubiese sucedido. Su boca que era mi boca besada por otra, y no cualquier otra, su antigua novia, alguien con quien guardaba recuerdos que yo en apenas semanas no superaría.–Yvonne. –Su voz podía quebrar todas mis fuerzas y hasta las ganas de irme. Me detuve en lo que hacía, abrir mi maleta sobre la cama. Lo miré y si bien no pude evitar que salieran las lágrimas, no gemí. &n
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