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Todos los capítulos de Dulce Destino: Capítulo 81 - Capítulo 83
83 chapters
81
  Al año de la muerte de Jorge Alcázar, y con George Santos de sólo un mes de nacido, se trasladaron a la mansión, tal como había sido estipulado en su testamento. Hugh les leyó una nueva carta de Jorge, y allí se enteraron de la verdad acerca de Esteban. No los hacía felices saber que todo lo que había sido de él pasaría a manos del bebé en cuanto éste cumpliera la mayoría de edad, ellos no necesitaban ese dinero, pero había sido la última voluntad de Jorge, y ellos, comprendiendo que si estaban juntos era por él, aceptaron su último encargo. George sería un bebé millonario; ellos sólo hacían de fideicomisarios. Daniel asumió la responsabilidad de administrar esos bienes sintiendo que no había diferencia entre una fortuna y otra; siempre demandaba trabajo. Sin embargo, habiendo aprendido de Jorge, se prometió a sí mismo no permitir que sus obligaciones se tragaran todo su tiempo, pues su mayor bien era su familia, y desde entonces, hizo todo lo posible por regresar tem
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Dos años después del nacimiento de George, Diana dio a luz a Shandra, una nena rubia y también de ojos verdes; los ojos chocolate de Diana, al parecer, no eran dominantes, y Daniel lamentó eso, pero con ojos chocolates o no, Shandra se convirtió oficialmente en su princesa, pues no había querido quedarse sin una, y no fue difícil convencer a Diana para ir en su busca.Para entonces, ya Marissa tenía una preciosa bebé también rubia que sería la compañera de juegos de George y Shandra, y esperaban otra. David refunfuñaba diciendo que se volvería loco entre tantas mujeres, pero Agatha lo acusaba diciendo que era de la boca para fuera, en el fondo, no se cambiaba por otro.Michaela, por su parte, seguía su relación con Peter, aunque a veces tuvo que ser a larga distancia por los viajes del uno y del otro al exterior a causa de sus estudios. Sin embargo, y aunque
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 Daniel no se lo podía creer, y de inmediato pidió toda la información posible a Tracy Smith, la jefa de esta oficina que hacía poco se había incorporado al GEA. Ella quiso hacer preguntas, pero se contuvo y él se lo agradeció.Le contó que lo habían contratado hacía más o menos un año, que desde entonces desempeñaba el cargo de aseador, y nunca había faltado a su trabajo, ni había pedido permiso para irse antes, ni solicitó dinero prestado. Era silencioso y hacía su trabajo con eficacia.—¿Sabía que estuvo en la cárcel? –preguntó Daniel. La mujer, que tenía un poco de sobrepeso, se sonrojó, pensando en que tal vez había cometido un error al contratarlo y sería despedida o removida de su puesto por eso.—Sí lo sabía –contestó Tracy&m
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